FÓRMULA 1 | GP DE JAPÓN | CARRERA
Rosberg gana y es más líder, Alonso es 16º y Sainz 17º
El alemán da un paso de gigante hacia el título tras vencer en Suzuka y ver cómo Hamilton era tercero. Les separan 33 puntos.
Manos temblorosas las de Johhny Herbert cuando se acerca a Lewis Hamilton. El campeón del mundo, mirada al frente, rostro pétreo y toque a su chofer para que arranque el Bentley clásico que le lleva en el Driver's Parade. En los enormes cascos Bose blancos suena ‘I want’ de MadinTYO, uno de sus raperos favoritos. Quiero, quiero ir a por él, a por él, dice la canción. Finalmente aparta sus auriculares y atiende al ex piloto, ahora comentarista (¿recuerdan?) logra hacer una pregunta a Lewis. Nada relevante. Anda como cansado el piloto británico. Y le dura, hasta casi mitad de la carrera. Sobre todo en la salida.
"Lo siento chicos, lo siento", dice a sus ingenieros. "No pasa nada Lewis", contestan comprensivos. Hamilton, que partía segundo, hace una mala salida, se queda parado y al final de la primera vuelta es octavo. Y pasan las vueltas sin que intente pasar a nadie, parece como si hubiera otro en su mono, otra cabeza dentro del casco.
Pero tras la primera parada, de repente el tricampeón regresa a su coche y todo es diferente. Va pasando a los Force India, a Ricciardo, a los dos Ferrari por estrategia, fallo de los italianos esta vez al dejar a Seb demasiadas vueltas en pista, en la segunda parada y a falta de quince vueltas es tercero. Por delante de Vettel, pero con neumático duro y el alemán con blando. Nada que hacer. El tretracampeón queda lejos y se va a por Max Verstappen, que es segundo. Ambos estarían en el podio, en esas mismas posiciones. La batalla fue terrible y el holandés se defendió muy bien con un coche que tenía casi imposible estar ahí. Probablemente su mejor carrera en Fórmula 1. Hubo incluso salida de pista del tricampeón en su intento final.
Por delante, ajeno a cualquier terremoto, Nico Rosberg sigue primero, desde el inicio, salida perfecta, ritmo tremendo, conservando neumáticos, motor… tranquilo como un tiralíneas en la pista, dibujando los contornos del trazado de camino a una victoria que le lleva a los 33 puntos de ventaja a falta de cuatro carreras. Este debe ser el año de Nico. Tiene que serlo. Pero detrás el que está es Hamilton. Un monstruo. Quiero ir a por él... dice la canción.
Y más allá de la felicidad de los tipos del podio, la tristeza de los españoles esta vez en una de las peores carreras de los nuestros. Después de la excelente actuación de Malasia se esperaba mucho aquí de los McLaren Honda y de Fernando Alonso, pero el asturiano esta vez se volvió a ver atrapado en un coche muy pobre y tampoco hizo magia en esta ocasión. Y terminó decimosexto, un puesto más atrás del que empezaba. Ni siquiera en la salida pudo adelantar posiciones, se quedó en el decimoquinto y después por delante no pasó nada que pudiera maquillar la lentitud de su monoplaza. La batalla fue siempre con Carlos Sainz, pero una lucha de hermanos por vivir en chabolas, lejos de la aristocracia, ni siquiera de los pisos de clase media de un barrio obrero, esos que dan acceso a los puntos. El madrileño terminó decimoséptimo. Mal esta vez los nuestros que miran ya, sobre todo Alonso, a las tierras de Texas después de un viaje por Oriente en el que ha conocido el yin y el yang. Volvemos a casa. América espera a los héroes de la pista.