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Zidane retiró a Cristiano Ronaldo y...

Dos desatenciones atrás, bien aprovechadas por Las Palmas, le costaron al Madrid un empate que reagrupa la cabeza. El Barça, que goleó en El Molinón con suficiencia, ya queda a un solo punto. La brecha que abrió el Alavés está casi cerrada. El Madrid quizá sufrió un castigo excesivo, pero se explica en la falta de tensión de la defensa en los dos goles, especialmente en el segundo, que se produjo en la única aproximación al área de los locales en la segunda mitad. Para cuando llegó ese ataque, dio la impresión de que la zaga blanca había perdido ya toda sensación de peligro. Y se fueron dos puntos.

Las Palmas se movió en la primera parte con su conocido buen estilo, sacando siempre el balón jugado, si bien con algunas imprecisiones que le costaron algunos sustos y un gol, en arrebato de Nacho. En la segunda mitad, Las Palmas acusó cansancio, el Madrid se le echó encima, se adelantó y pareció tener la situación bajo control. Pero Las Palmas supo manejarse y empatar. Para entonces, ya no estaba Cristiano, retirado por Zidane. Salió con mala cara. No fue impertinente con su entrenador, con el que palmeó la mano, aunque sin mirarle, y se sentó mascullando quién sabe qué. No había jugado bien.

A este Madrid de arranque de temporada, que ganó de milagro al Sporting y que se ha dejado dos empates tontamente, lo que le falta sobre todo es Cristiano. Está desconocido. Ayer intervino en la jugada del segundo gol, pero poco más había hecho. No está en posesión de su frescura física. Zidane, no obstante, le elogió tras el partido y hace bien. Explicó que le cambió para que llegue al martes más descansado, está claro que encuentra que ha llegado la hora de administrar sus esfuerzos. Pero lo que de verdad urge es que alcance su estado de forma. Que vuelva a ser el trueno que era.