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Después del 0-0 cero entre el líder Envigado y Nacional, me queda una conclusión clara. Los titulares de Nacional, pueden dormir tranquilos. Porque los suplentes vistos no aprovecharon la oportunidad para "exigir" un lugar en el grupo principal. Hasta Ibargüen que por razones conocidas, podría ser, terminó siendo relevado al final del partido. 

De discreto juego, bastaría anotar que Nacional, muy flojo en el primer tiempo, tuvo en la complementaria un remate de Rescaldini, un tiro libre bien ejecutado por Gilberto García devuelto por el horizontal y pare de contar. El Envigado y tiene a su favor la juventud, corrió, anticipó, quiso y no pudo. Pero arrimó a los 25 puntos y tiene casi asegurado un lugar en las finales, hecho de por sí importante. 

No estoy seguro que los abogados, dueños nuevos del Envigado sepan y entiendan el fútbol. Aunque deben estar confiados, como en el pasado, de ubicar alguno de sus jugadores, Moreno, el delantero, en el exterior. Y esa es la principal meta del naranja.

En cambio en Nacional, varios frentes para atender, se admite la "alternancia" como le oí al profesor Velasco en un conversatorio realizado en Medellín el viernes. Alternancia o rotación, para el cuento es lo mismo, demuestra que eso opera con éxito, cuando se cambian tres jugadores como máximo en el grupo inicialista. Los ocho restantes son titulares y aquella cuota de tres, quizás resulte cobijada y rindan a la altura del grupo principal. Meter nueve o diez del "tacazo" no es buena operación.

En síntesis fue de pobreza absoluta el partido observado. Cuando los equipos ignoran el arco contrario, se ven 93 minutos de tedio, con espíritu tenístico: la pelota va y viene a gran velocidad, ritmo.

Todo deriva en anticipación, choque, falta y una enconada disputa del medio campo. Jugar fútbol, como se dice, no tuvo cabida en este 0-0. Envigado celebra su punto y Nacional se aferra a la disculpa de no contar con los titulares.

Y eso que creía que los suplentes jugarían. No fue así.