El día que el Leganés fue azulgrana
De aquello sólo se acuerda Salustiano. Sucedió hace mucho. El socio más veterano del Leganés era un mozalbete de 14 primaveras. Ahora su DNI dice no sé qué de 102 años. Paparruchas. Salus está hecho un toro. Corrían los primeros días del verano del 28 cuando los chavales que jugaban al fútbol en el viejo campo de tiro, autoproclamados Once Leones por admirar al Athletic, se constituyeron como equipo. Le pusieron el nombre del pueblo, Leganés, y escogieron una camiseta. ¿Blanquiazul? ¿Verde? No. Azulgrana. La eligieron por ser diferente al resto (no había dinero para segundas equipaciones), pero después de muchos lavados, las zamarras destiñeron. El invento sólo duró doce meses. Un curso en el que el Lega fue como el Barcelona. Al menos en su indumentaria.
Poco más de 88 años más tarde, los herederos de aquellos muchachos se medirán por primera vez al Barça de verdad. Las huestes que lidera Garitano ya no visten de azulgrana, pero tampoco tienen miedo a los que corretearán por Butarque luciendo un escudo con esos colores. Cosas de mantener el mismo ADN que aquellos chicos del 28. Cosas de saber que hoy, pase lo que pase, no veremos once jugadores. Éste será un Lega de Once Leones.