La Vuelta, a una sola etapa
¡Y qué etapa! De esas que la Vuelta se saca de la manga para que alguien, si puede, si quiere o si se atreve, dinamite la carrera. Parecida a la del año pasado, cuando Dumoulin se quedó tirado y Aru voló hacia la victoria. Pero la de hoy se presenta más dura y más desconocida. Tremenda. Luego, ¡quién sabe lo que sucederá! Mas en principio reúne todas las condiciones para que resulte imprevisible. Previsible era lo de ayer. Que Froome saliera como una fiera y recortase, que Quintana administrara su ventaja sin ponerse nervioso y que Contador asaltara el podio. Ahora todos están más cerca del líder, pero los kilómetros finales van a disputarse en su terreno. Como esto es sabido, la batalla tendrá que desencadenarse antes. Ahí va a estar la clave.
El equipo le debe una a Froome, y hoy es el momento para devolverle lo que le quitaron el día de Formigal. Otra cosa es que Froome no esté para muchos trotes y tampoco quiera un ritmo alto. Pero eso o nada. En cambio Contador es capaz de armarla sin medir las consecuencias. No es corredor coleccionista de podios, sino de victorias, lo que le convierte en candidato a intentar una locura que todos agradeceremos. Lo hizo en Formigal, y aún está en deuda con él Quintana, pues la ventaja que mantiene se debe principalmente a la cabalgada que realizaron antes de llegar a Formigal. Mas no será hoy su aliado, sino su enemigo. Así pues, nos espera un día grande de ciclismo. Casi doscientos kilómetros por delante para jugarse la Vuelta a una sola etapa.