Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAargentinaARGENTINAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOperúPERÚusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

CELTA 0-ATLÉTICO DE MADRID 4

El Atlético de Madrid golea al Celta y consigue primer triunfo

El francés, crítico tras el partido ante el Leganés, marcó dos goles de cabeza y asistió a Koke en el primero. La primera parte fue del Celta. Correa hizo el cuarto. Debutó Rossi.

Actualizado a

Koke se golpea el pecho y corre, desatado dirección Griezmann. De su garganta brota un grito, “vamos, vamos, vamos”, que suena a alarido en el mediodía de Balaídos. Los dos jugadores se abrazan antes de que todos los demás les caigan encima. Es el minuto 53’ y acaban de intercambiarse los papeles para liberar a este Atleti de todos los fantasmas. Lo fabricó Griezmann (desde la derecha, con un pase exquisito), lo metió Koke (a bocajarro, al primer toque). Y, mientras el balón se iba al fondo de la red de Sergio, en el camino se desintegraba muchas cosas. El mal comienzo de temporada. Los dos empates. Todas las dudas.

Pero en Balaídos ya lo saben de la temporada pasada, que la peor tormenta siempre es la que sale de las botas del francés. Veinte minutos después de esta asistencia, que entraría directa en el museo-de-los-mejores-pases-del-fútbol, Grizi se puso la capa y a volar, como su equipo. Dos cabezazos, dos goles. A Simeone había dejado de apretarle el nudo de la corbata. A Lucas ya no le faltaban uñas para comerse.

El gol de Koke certificó lo que sobre el césped se veía: que de la caseta había salido otro Atleti- Un equipo dispuesto a jugar los siguientes 45’ como un larguísimo minuto 90. Triangulando, presionando y disparando a quemarropa. Y con algo que le había faltado en los 45’ de la primera parte, mucha intención.

Porque, entonces, era cuando a Simeone le apretaba la corbata y hasta el traje negro, a Lucas le faltaban uñas, pero nadie remataba los buenos centros de Carrasco al área o Sergio atrapó la única ocasión clara de Griezmann, un zapatazo con la izquierda. Mientras, el Celta, cuando disparaba lo hacía a matar. Casi lo hace Señé, tras quedarse mano a mano con Oblak, y enviar el balón al lateral de la red, o Bondonga, tras sentar a Savic y Juanfran, cruzar demasiado el balón, que se fue a un milímetro del palo izquierdo de Oblak.

El Atleti, entonces, era todo ansiedad. Pero entonces llegó el descanso y salió en modo rodillo, borrando por completo cualquier esperanza que Berizzo y su equipo, tuviera en el partido. Y eso que, si hubiera mirado al cielo, lo habría presagiado. Era el minuto 46’ en Vigo cuando empezó a caer una lluvia fina. Preludio a la tormenta Griezmann. Y rojiblanca.

Porque no sólo el francés brilló. Lo hicieron todos, línea a línea, jugador a jugador. Ese Filipe omnipresente, ese Carrasco afilado, ese Saúl potente, ese Koke estupendo, ese Griezmann travieso. Sólo Torres no tuvo el día. Gameiro tampoco, que volvió a fallar otra ocasión clara, sin portero, incomprensible, a lo Jackson.

Fue un partido con ritmo, con goles e intensidad. Ninguno de los dos acusó el horario, como si estuvieran acostumbrados a jugar cada día a esta hora. No le ocurrió lo mismo al árbitro, que en la segunda parte debía estar haciendo la digestión del desayuno y no pitó dos penaltis a favor del Atleti que no eran claros, eran meridianos. Y los dos de Mallo. En uno casi se lleva de recuerdo la camiseta de Torres del agarrón que le hizo en el área (y entonces el partido aún estaba 0-0) y, en otro, plin, tocó leve la espinilla de Carrasco, lo suficiente para derribarlo.

Pero entonces, la tormenta Griezmann ya se había desatado en el campo. Correa hizo el cuarto cuando llevaba veinte minutos sobre el campo y hundía al Celta en las profundidades de la tabla. Demonios con los que el Atleti ha puesto tierra de por medio. Fue en 53’ de este partido, en este nuevo horario, con ese alarido de Koke que significaba tantas cosas.

Normas

Para poder comentar debes estar registrado y haber iniciado sesión. ¿Olvidaste la contraseña?