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JUEGOS OLÍMPICOS | ATLETISMO

Usain Bolt arrasa en 200 y ya es leyenda: ocho oros olímpicos

El jamaicano se impone de nuevo con solvencia (19.78) y logra su segundo oro en Río tras haber arrasado en los 100. Aún puede hacer triplete si vence en la prueba de relevo.

Usain Bolt.
SRDJAN SUKIEFE

Río entró en éxtasis. Vivió la transformación de superhéroe a leyenda de Usain Bolt, que fue un estallido de velocidad de 19.78 segundos, el tiempo que tardó el Relámpago en recorrer 200 metros a 36,40 km/h y capturar su segundo título en estos Juegos (tenía el de 100). Es el octavo oro olímpico de su carrera. La culminación de un desafío brutal, nacido en Pekín, seguido en Londres y que puede rematarse hoy en Río con el triunfo colectivo de Jamaica en 4x100. Si llega a los nueve, igualaría a Paavo Nurmi y Carl Lewis como los atletas con más oros. Pero hay más, un halo de mito de valor intangible...

Cuando Bolt salta al tartán, el ambiente se transforma, el público grita como nunca lo ha hecho antes con un atleta. Eso hace a Usain único, y este se reafirma con su saludo, con su arqueo de cejas y sus bailes en los que se intuye música reggae, aunque sólo se escuche bullicio... Su poder es tal que cuando llega el momento de la salida del 200 se lleva el dedo índice a la boca y el revoltoso público del Joao Havelange obedece. Llega la hora Bolt....

Con el suelo mojado por una fina lluvia, el espectáculo en el doble hectómetro de Usain se resolvió pronto. Porque en los 200 es mucho más dominante que en 100. Nadie actualmente (ni antes) controla esta distancia como Bolt, que tenía el título en su mano cuando iban 50 metros de carrera. O antes, porque en los tacos de salida ya había ganado. Desde la abierta calle 6 reaccionó bien (156 milésimas) y su puesta en marcha fue mejor con un manejo de la curva que no es acorde a su 1,95 de altura. Allí debería sufrir, pero antes de la recta, en la que ya iba sobrado, había devorado al francés Lemaitre, que marchaba por la 7 y que a la estela del Relámpago alcanzaría un deslumbrante bronce, en 20.12 (la marca de Hortelano, ¡ay!).

Plata fue el canadiense De Grasse (20.02), pero muy lejos de Bolt, que había prometido récord y se quedó en esos 19.78, discretos para él, inalcanzables para los mortales en Río, incapaces de bajar de 20. La lluvia pudo influir y también la falta un rival que apriete de verdad. De Grasse podría hacerlo... en un futuro. De Merritt, líder mundial del año con 19.74, no hubo noticias y fue sexto.

Bolt, a sus 29 años, se ha tomado más en serio que nunca su preparación olímpica. Refugiado en su centro de entrenamiento en Kingston, donde recibió visitas tan variadas como el velocista Van Niekerk o el rapero Kendrick Lamar, Usain ha dejado de lado la fiesta y la dieta rica en nuggets (tomaba 100 al día). “Te das cuenta que te haces mayor y te lesionas”, contaba. Cuidó más sus entrenamientos, su musculatura, fue cauto ante los avisos de su ya adulto cuerpo... y el resultado es este. La gloria. Nadie hizo el triple doblete de 100 y 200. Sólo Bolt.

Ahora queda el 4x100 de hoy y plantearse si escuchar a su coach Glen Mills, que no quiere que la joya desaparezca del panorama olímpico en Río. El viejo Glen lo quiere en Tokio. Ojalá lo convenza. Pase lo que pase, Usain Bolt ya es leyenda. Lo que siempre dijo que sería.