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Juegos Olímpicos

Ingrit Valencia: “Mi compañero Yuber y yo hicimos historia”

La boxeadora y medallista olímpica quedó con la tristeza de no llegar a la final, agradeció a su esposo y entrenador y reivindicó el boxeo femenino.

Rio de JaneiroActualizado a
Ingrit Valencia: “Mi compañero Yuber y yo hicimos historia”
YURI CORTEZAFP

Más lágrimas de gloria en la delegación colombiana. A las de Yuri, Óscar, Yuberjen y Caterine se sumaron las de Ingrit, que eran de felicidad y también de tristeza. No pudo pasar a la final en su combate ante la francesa Sarah Ourahmoune, pero este sábado recibirá la medalla de bronce que se ganó con sudor y sacrificio.

“Todo lo acepto como venga, pero me voy con un sinsabor. Quería llegar a la final pero los entrenadores me mandaron a hacer un trabajo, no lo desarrollé muy bien y bueno, la decisión se la dieron a ella, igual estoy feliz porque es una gran deportista y lo merecía”, dijo antes de abrazar y felicitar a su rival en un ato de espíritu olímpico.

Ingrit perdió, pero reivindicó el boxeo femenino gracias a la ayuda de Raúl Ortiz, quien además de ser su entrenador, es su esposo. “Creo que soy de las pocas deportistas que puede decir hoy que mi esposo estuvo en mi esquina apoyándome, dándome ánimo y que estuve con él hasta el fin, porque con él inicié y con el culmino con medalla”, dijo con orgullo.

Y añadió, “Raúl ha sido una persona importante en mi vida desde que lo conocí, en parte gracias a él, el boxeo femenino salió a flote y desde que empezamos me ha apoyado y también es mi pareja. También agradezco a mis entes, Indeportes Tolima, la Gobernación del Tolima, el Alcalde de Ibagué y a la gente de Morales, Cauca, a mi mamá y a mi hijo que me dice que ya es famoso porque cada rato lo están entrevistando”, contó con risa.

Su caso es único en el boxeo femenino colombiano, es la primera mujer en clasificar a unos Olímpicos y en ganar una medalla en su debut, por eso quiere que con esta medalla las que viene detrás puedan ser vistas como deportistas de alto rendimiento. “No es un trabajo de dos ni tres años, es de mucho más tiempo, de cuando nadie creía en el boxeo femenino, hoy en día estoy abriendo puertas para mis demás compañeras que tienen mi mismo sueño olímpico”, dijo.

La pregunta obligada fue si está dispuesta a dejar el boxeo amateur para irse al profesional. Rafael Iznaga, el otro artífice de la actuación del boxeo en los Olímpicos dice que tanto ella como Yuberjen Martínez ya tienen ofertas y que espera convencerlos de no marcharse, “la verdad no he decidido eso, tengo que hablar con mis técnicos y enfocarme en lo que se viene pero tengo que hablarlo, no tengo decidido nada, de pronto si hay una propuesta muy buena lo pensaría”, confesó.

Y es que en el boxeo profesional los empresarios ofrecen mucho dinero por pelea y están pendientes de cuando hay un deportista de calidad para llevarlo al otro lado, sin embargo, Ingrit dice que esté donde esté, nunca cambiará su forma de ser pues no olvidará de donde salió, “yo soy muy aterrizada y mi humildad no la perderé jamás, tenga lo que tenga, porque vengo de un lugar muy bajo, entonces siempre agradeceré a las personas que me han apoyado”, afirmó.

La tuvo difícil siempre y no solo por su situación económica sino también porque su decisión de ser boxeadora le dio un problema con su mamá, “a ella no le gustaba el boxeo porque decía que era un deporte muy brusco para una mujer, pero a mí sí me gustaban los golpes. Yo era muy diferente al común de las niñas porque a mi no me gustaba jugar con muñecas, me gustaba más bien jugar fútbol, bolas, trompo, todo lo que hacían los niños y me gustaba jugar con los ellos. Mi mamá siempre me regañaba por eso. Pero yo le dije que me gustaba el boxeo y que de verdad quería dedicarme a eso, le llevó tiempo pero me apoyó y ahora está conmigo ciento por ciento”, cuenta.

Y valió la pena, “sí, mi compañero Yuberjen Martínez y yo hicimos historia, nos vamos medallistas olímpicos y eso para cualquier deportista es muy duro de conseguir. Hoy rompimos el anonimato y el silencio del boxeo en 28 años”, concluyó.