El Gobierno de Brasil decidió este viernes terminar el vínculo con una firma privada que había contratado para proveer de personal de seguridad a las sedes olímpicas y la reemplazó con la policía federal y estatal, a solo una semana de la inauguración de los Juegos Olímpicos 2016 en Río de Janeiro . El ministro de Justicia, Alexandre Moraes , dijo que miembros de la Fuerza Nacional del gobierno federal, junto a policías activos y retirados de Río y otros estados, compondrán el cuerpo de 3.000 agentes para controlar aficionados y detectores de metales en las sedes olímpicas. Hace apenas unas semanas que el Gobierno contrató a la relativamente poco conocida empresa de seguridad Artel para llevar a cabo esa tarea. La compañía desplegaría 3.400 guardias, pero Artel dijo al Gobierno días atrás que sólo había reclutado 500. "La compañía será multada por su incompetencia e irresponsabilidad (...) pero los Juegos no van a sufrir daño alguno", dijo Moraes . El funcionario añadió que la principal preocupación vinculada a la seguridad son los delitos contra los visitantes. Pero el miedo por potenciales ataques terroristas creció después de que Brasil arrestara la semana pasada a varias personas que habrían jurado lealtad al Estado Islámico y supuestamente planeaban llevar a cabo ataques. El cambio respecto al personal de seguridad de las sedes no tendrá ningún impacto sobre los 85.000 soldados, policías y otros funcionarios de las fuerzas de seguridad que estarán patrullando las calles de Río en un esfuerzo por mantener la paz durante los Juegos , que se extenderán hasta el 21 de agosto. El número representa el doble que los agentes dispuestos en los anteriores Juegos de Londres 2012 . En Brasil se registran más homicidios que en cualquier otro país, según un informe anual de Naciones Unidas, y Río de Janeiro ha sufrido recientemente un incremento del delito en medio de una recesión económica, un aumento del desempleo y del déficit en los presupuestos de seguridad pública.