Hernán Peláez
No puede
Millonarios requiere de un especialista, no tanto para motivación, sino para erradicar ese complejo de perder por fuera, que puede convertirse en costumbre perjudicial. Ante Jaguares en Montería, con una alineación retocada, respecto a la habitual vista en El Campín, el equipo no funcionó como tal. Solo el volante Silva intentó construir, sin encontrar en Yulián Mejía un adecuado socio para sus intenciones.
Quedó dependiendo de un tiro libre de Henao, con condiciones para eso, lo cual demostró con su golazo para el empate transitorio y casi en el final, todas las esperanzas quedaron depositadas en otro remate similar. Pero juego de conjunto progresando no surgió.
Los errores en el plan defensivo tuvieron dos protagonistas. Gabriel Díaz, con una inocente falta (mano clara para penal) y un descuido en marca sobre Wilmer Díaz, para el segundo gol y de la Victoria.
A eso es justo agregar la ingenuidad de Vikonis, quien olvidó una antigua maniobra, tan vieja como la panela. Hay que ubicar un jugador de campo al pie del palo más cercano a la zona de donde vendrá un tiro de esquina. No había nadie y por allí se perdió, al menos un punto.
Ahí no es cuestión de concentración. Es poner en práctica un sencillo recurso.
Por supuesto que Jaguares que viene haciendo gran campaña a tal punto que con tranquilidad en puntos maneja el alejarse de la zona de descenso. Ya se nota entusiasmo en sus seguidores y en autoridades que muestran la intención de construir tribunas en un sector para ampliar la capacidad del estadio, amén de la excelente gramilla. Sus jugadores con un planteo sencillo, sin lujos, se entregan con alma, vida y sombrero por una causa.
En eso Millos no exhibió ese juego colectivo, sino arranques como el de Henry Rojas y algunos movimientos, tardíos de “Manga” Escobar, mientras Del Valle, aislado, sin ayuda, tuvo que dejar el campo.
Lo claro es que Millos no puede ganar puntos por fuera de casa y todo se orienta a montar la línea titular para jugar en Bogotá. Está distante de ser un equipo compacto para atreverse a triunfar adentro y afuera. Con este cuento de la rotación, lo único que obtiene es una disculpa para sus seguidores, que terminan preguntándose ¿Por qué descansan los titulares?