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FÓRMULA 1

Se conmemora un año de la muerte del piloto Jules Bianchi

Después de nueve meses de lucha en el hospital, el francés fallecía por las lesiones sufridas en el GP de Japón de octubre de 2014.

Jules Bianchi falleció con 25 años.

"Con gran tristeza, los padres de Jules Bianchi, Philippe y Christine, su hermano Tom y su hermana Mélanie, desean comunicar que Jules murió la pasada noche en el Centro Hospitalario Universitario (CHU) en Niza (Francia), en el que estaba tras el accidente que sufrió el pasado 5 de octubre de 2014 en el circuito de Suzuka durante el GP de Japón”. Ese mensaje heló la sangre y sumió en una profunda tristeza a todo aquel que había tenido alguna relación con el valiente y talentoso piloto francés de 25 años.

Nueve meses antes, el 5 de octubre de 2014, había sufrido un tremendo accidente durante la disputa del GP de Japón. En la vuelta 44, Sutil perdió el control de su Sauber y se fue contra las protecciones. Los comisarios sacaron una grúa para intentar retirar el monoplaza del alemán pese a que no había Safety Car y en esa misma curva, la siete de Suzuka, a la que se llega a casi doscientos kilómetros por hora, Bianchi se salió de la pista e impactó contra la grúa. Un año después de que su vida expirara, qué mejor homenaje que recordar cómo era ya que nadie muere del todo mientras alguien te recuerda. Y Jules está continuamente en el pensamiento de mucha gente.

Carreras, velocidad, coches, competición... El mundo de este nizardo incluía en el ADN familiar el automovilismo. Su abuelo, Mauro, fue tricampeón del mundo de GT. Su tío-abuelo, Lucien, corrió 17 grandes premios de F-1 y subió al podio en Mónaco en 1968, además de ganar las 24 Horas de Le Mans compartiendo un Ford GT40 con el mito mexicano Pedro Rodríguez. Su padre, Philippe, posee un circuito de kárting. Con un árbol genealógico en forma de circuito nacía en Niza en 1989 Jules Lucien André Bianchi, un niño que adoraba correr y le gustaba pensar que sería piloto. Con tres años ya daba vueltas por la pista con un kart aunque hasta los trece no llegó a competir en serio.

Su salto a monoplazas le hizo conocer a Nicolas Todt, hijo de Jean, que se convirtió en su mánager, amigo y hermano mayor. Junto a su compatriota trabajó duro en puntos clave para un piloto como saber analizar los datos, dominar los nervios, controlar la tensión, soportar la presión... en definitiva, madurar al volante. Y un aspecto fundamental que a Jules le costaba bastante. Dominaba el italiano y lógicamente el francés, su lengua materna, pero el inglés se le atragantaba. ¿La solución? Se apuntó a clases de canto para elevar el nivel de pronunciación.

En los circuitos, Bianchi mostró talento desde siempre. Ganó la Fórmula Renault 2.0 Francia en su debut en 2007. Al año siguiente, se impuso en el prestigioso Masters de Zolder de Fórmula 3. En 2009 conquistó las F-3 Euroseries frente a rivales como Bottas, Merhi o Gutiérrez. Saltó a la GP2, donde terminó tercero en 2010 y 2011, año en el que ingresó en la academia de jóvenes pilotos de Ferrari. En 2012 fue subcampeón de las World Series 3.5 y se convirtió en reserva de Force India en F-1, y la temporada siguiente en titular de Marussia.

Amante de la actividad física en cualquiera de sus modalidades, admiraba a Michael Schumacher y jamás nadie le vio negar un autógrafo o hacerse una foto. Simpático, agradable y divertido, estaba muy enamorado de su novia Camille Marchetti, una estudiante de osteopatía, que le acompañaba a todas las carreras. Se ha perdido un fantástico piloto, quizá un futurible campeón del mundo de F-1, y sin duda la gran esperanza francesa, pero también y en especial un excelente ser humano.