Cristiano Ronaldo está cerca de llevar a Portugal a la gloria
La hasta ahora escéptica Portugal ya cree en la calidad del equipo. El técnico luso ha traído la ilusión: “Las finales son para ganarlas”.
A principios de enero, Fernando Santos, fue a visitar la futura sede de su selección en Marcoussis. Entonces, el Ingeniero, con su habitual seriedad y parquedad de palabras, dijo: “Es importante elegir un buen lugar para el equipo porque aquí vamos a estar un mes, hasta la final de París”. Esas palabras sólo se recogieron en los medios portugueses. Para el resto de Europa, los favoritos eran los de siempre: Alemania, Francia, España y hasta Inglaterra, aunque éste es un misterio que alguien algún día deberá aclarar Iker Jiménez.
La primera victoria de Portugal en el tiempo reglamentario en esta Eurocopa ha desatado la euforia del país, y hasta la resignación de los euroescépticos portugueses, profesionales donde los haya. La prensa, la gente en la calle, han saltado a la otra orilla, les daba lo mismo Francia (será el rival el domingo) que Alemania, y se apuntan a lo que diga el Ingeniero: “Las finales no se juegan, se ganan”.
“Lindo”, tituló O Jogo. “Un vuelo inmortal”, abrió Record, para remarcar el salto estratosférico en el gol de Cristiano, que jugará su segunda final de una Eurocopa doce años después. La prensa británica se inclinó por el majestuoso Cristiano sobre el multiusos Bale. La prensa francesa siguió sin reconocer a Portugal, pues destacó su “pragmatismo” y “realismo”.
Santos nunca perdió un segundo en refutar las críticas. El torneo lo planteó como una partida de ajedrez, no como un combate de boxeo. Los elogios hurtados hasta ahora a la selección lusa, se los dio Coleman, el entrenador del equipo revelación, Gales: “Está claro que puede ganar la final. Tienen unión para eso. No se trata sólo de talento. Es preciso tener energía y Portugal fue un equipo lleno de energía”.
Fenómeno. La fiesta es internacional. Si al estadio de Lyon acudió el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, en la pantalla gigante de la principal plaza lisboeta animaba el primer ministro, António Costa, junto a la multitud. La alegría se desató también en las comunidades de emigrantes portugueses, como París, Marsella o el mismo Lyon. Esa comunidad obligó ayer, otra vez y en contra de los consejos de los servicios de seguridad, a abrir el entrenamiento del equipo a un público que peregrina a Marcoussis como si fuera Fátima.
Portugal quizás no haya convencido a la crítica, pero sí a los corazones fuertes. Ahora, los portugueses han enterrado sus temores seculares y repiten el karma de Santos, ese Ingeniero que habla tan serio que nunca ha dicho una tontería: “Las finales son para ganarlas”.