El nuevo dinero de la NBA transforma el baloncesto

El nuevo contrato de televisión de 21.645 millones de euros entre NBA y Disney (ESPN y ABC) y Turner (TNT) ha cambiado brutalmente el baloncesto mundial. El acuerdo, que se aplicará desde la próxima temporada hasta 2025, repartirá 80 millones por año a cada una de las 30 franquicias (2.405 en total). De esa cantidad, y tras el último convenio colectivo (2011), el 50% irá destinado a los jugadores por el BRI (Basketball Related Income), un balance de ingresos en el que se engoblan, entre otras cosas, la televisión.

Esta amalgama de cifras, tan extraño e impactante para el aficionado europeo, ha provocado un salto estremecedor en el límite que tienen los equipos para gastar en la configuración de sus plantillas: de los 63 millones como máximo de 2016 a los 84 de 2017 (en 2018 se habla de casi 100), con un mínimo obligatorio de 75 (90%). Esta tormenta de dinero ha permitido que jugadores como Mike Conley hayan hecho saltar la banca.

El base, compañero de Marc Gasol en los Grizzlies, nunca ha disputado un All Star, ni estará con Estados Unidos en Río, pero se ha convertido en el jugador mejor pagado de la historia: 138 millones por cinco temporadas, 27,6 en cada una de ellas. Una barbaridad. Pero no es el único que ha sabido aprovechar la ocasión. DeRozan, Drummond y Beal han firmado renovaciones espectaculares (ver tabla inferior), que sentirán a partir de la próxima campaña. Algo que también les pasará a Lillard y Davis, que alcanzaron acuerdos similares en 2015 pensando en este nuevo escenario. Estos jugadores representan seis de los siete contratos más elevados de siempre en la NBA. Sólo el ya retirado Kobe Bryant­ se cuela entre ellos con su acuerdo de 2004 con los Lakers.

Europa. Este escenario está esquilmando el baloncesto europeo. Sergio Rodríguez jugará en los Sixers, el peor equipo de la NBA, por 7,2 millones. Kuzminskas (Unicaja), Bertans (Baskonia), los Hernangómez... también probarán al otro lado del Charco. Mucho dinero. El nuevo El Dorado.