Colombia reedita su mejor versión fuera de la cancha
La Selección trabaja unida. Una cena fuera del hotel y la tarde libre en Houston certifican que hay buen ánimo y determinación por alcanzar los objetivos.
Un equipo es un estado de ánimo, pero también es las circunstancias que lo rodean, los momentos que sortea, la historia que lo identifica… Colombia ha demostrado en los últimos cuatro partidos oficiales (excluyendo a Costa Rica porque fue un paréntesis, de conclusiones visibles a futuro) que está recuperando la idea de juego que mejor lo representa y que en ese camino consigue ganar, que es importante, pero no suficiente, como lo puede confirmar Dunga. 18 victorias y 3 empates en 26 partidos solo le sirvieron al técnico brasileño como anécdota a la hora de rendir cuentas tras la Copa América.
El fútbol es mucho más que los resultados, que el trabajo táctico o que la condición física. La administración del talento, de los egos e incluso de los éxitos es una tarea tan poco visible como crucial en el proceso que conlleva perseguir objetivos. Aunque los resultados terminan siendo jueces de los técnicos en algún punto, cuando se contrata a un entrenador como José Pékerman se va tras la meta no solo de grandes desempeños en la cancha sino de que todo el resto de variables evolucionen paralelamente al juego. Proceso significa futuro.
Como es costumbre, el acceso de la prensa a la intimidad del equipo e incluso a las prácticas es casi nulo en Estados Unidos, pero incluso desde el otro lado de la reja es evidente que el ánimo anda arriba por la cercanía con los hinchas, los festejos planeados y la confianza mutua entre el cuerpo técnico y los jugadores. En Houston los jugadores tuvieron una tarde libre para descansar o pasear con sus familias y en New Jersey la noche del lunes, futbolistas, entrenadores y colaboradores salieron de la rutina con una cena fuera del hotel.
Los jugadores que asistieron a conferencia de prensa este martes versionaron las máximas que Pékerman ha sostenido una y otra vez. “Somos un equipo de 23 y todos queremos lo mejor para la selección”, afirmó Frank Fabra. “Estoy dispuesto a dar apoyo a los compañeros que les toque empezar en cada partido”, agregó Carlos Sánchez. Desde el discurso y la cotidianidad los jugadores confirman que la Selección en modo familia los impulsa de cara a los retos que vienen.
Pase lo que pase frente a Perú, la Selección ha certificado en la Copa América Centenario que las malas ya pasaron y que las buenas están por venir. Después del bache post Brasil 2014, el equipo no solo juega mejor, reafirmó convicciones. Pékerman siempre ha contado entre los jugadores con el respeto que otorga la credibilidad de la experiencia y el trabajo serio, pero cuando las cosas no salen, transmitir el mensaje se hace más complicado. Colombia versión 2016 confía en cada una de sus fichas y en su posibilidades como colectivo. Partido a partido vuelve a su esencia.