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Colombia

En esta temporada, el JUNIOR, se especializó en sacar del camino a equipos como Millonarios y Nacional. En el punto blanco del penal, contando con alguno o algunos que tape Viera y la complicidad de los contrarios. Los dirigidos por Alexis Mendoza llegan a la final del torneo Apertura o número uno del año.

En el primer tiempo el fútbol estuvo del lado de Junior, ante un desordenado Nacional a tal punto, que en un momento Henríquez, el capitán dio la orden a Ibarbo de ir a jugar como extremo izquierdo y enviar a Ibarguen a zona central para estar más cerca de Macnelly.

No le encontró nunca la vuelta al juego en esos 45 minutos. Junior en cambio jugaba con movimientos bien asociados y eso que Ovelar, nunca pudo ingresar en el circuito de intentar jugar. El paraguayo está para recibir el balón y anotar. No para recibir el balón y juntarse con los compañeros. No es una crítica, pero es evidente la carencia de fundamentos para manejar la pelota. Es solo gol y nada más. Por supuesto que vale cuando los consigue y esta vez no fue su día.

El segundo tiempo fue para Nacional, que acosó y sitió al Junior en sus últimas líneas, tanto así que pintaron de amarillo una considerable cantidad de sus defensores y volantes, aunque el árbitro no logró cumplir con la cuota que ha impuesto la costumbre y el apetito de la Dimayor por recaudar fondos, a expensas de los jugadores. Porque si al menos reinvirtieran el billete en capacitación de técnicos o de árbitros, bien recibidas serían las multas por las fricciones y empujones

Junior aguantó y en un contragolpe Vladímir estuvo por sentenciar el partido. Henríquez estrelló un cabezazo en el horizontal, como para decir que aproximaciones se vieron. En el cero a cero, todo fue orientándose hacia el punto penal y allí Junior, con más seguridad arrimó a la final. Macnelly, Cárdenas, Ibarbo, Ibarguen, lejos de sus niveles conocidos y sólo Alcatraz cumplió con el papel de empujar y ayudar por su costado.

Junior se consagra como especialista en este tipo de definiciones. Y ahora vendrán dos partidos donde quizás vuelve a encontrar esa circunstancia. Una confrontación donde se volvió a confirmar una especie de enfermedad, que también se nota a nivel de Selección. Los equipos nuestros no logran sostener una producción durante los noventa minutos. Quedan convencidos que los juegos sólo duran 45 minutos. Y no es así. Junior bien en un tramo y Nacional en otro. Por eso fue justo el empate en los 90. Después pasó el ESPECIALISTA.