El Mariscal y su leyenda
Ídolo más allá del color de la camiseta. Roberto Perfumo fue un crack en una posición en la que pocos brillan y en una época de fútbol en blanco y negro. Poca TV, mucho relato y partidos desde la tribuna. Back central recio. Impasable. Tiempo y quite perfectos para salir jugando en un Racing que fue campeón del mundo ante el Celtic de Glasgow. Por abajo no pasaba nada, por arriba estaba su llave en la defensa: el Coco Basile. En una era de apodos con carácter, él fue El Mariscal. Además de La Academia pasó por River y Cruzeiro. Tres clubes, 11 títulos y 14 años de carrera profesional como futbolista.
Perfumo fue capo en el popular Equipo de José. Ese Racing campeón de todo, que nunca se cansó de atacar. Era la revolución de Pizutti, un técnico que pedía ir al frente aunque ya tuviera asegurada la victoria. De ahí la importancia del Mariscal. “Es el mejor central que vi en mi vida. Jugamos mucho años juntos, lo tuve siempre al lado. Por eso atacábamos todos en ese Racing. Sin proponérselo, él era el líbero, porque aunque jugábamos con línea de cuatro, cuando se movía la pelota quedaba solo atrás. Aparte tenía la habilidad de un delantero: le pegaba con las dos piernas, un fenómeno”, recordó Basile hace un par de años en una entrevista en la que estaba presente Roberto.
“Era un tipo recio, de entradas fuertes, pero tenía clase”, afirma Jaime H. Leguizamón, un colombiano que tuvo el privilegio de verlo jugar con la Selección Argentina. Pegaba, pero no era rústico. Justamente en esa combinación de personalidad y talento radica la explicación a que todos los que fueron testigos de su juego le proclamen respeto. Era un hombre genuino que no tenía problema en reconocer que a los talentosos les advertía de entrada con una patada y que de Bilardo aprendió a hablarle a los árbitros, a convertirse en su cómplice. “Tranquilo, no se preocupe que en 5 minutos dejan de silbarlo”, les decía. Ellos respondían con condecendencia. Jerarquía en estado puro.
Perfumo jugó las Copas Mundo de 1966 –en Inglaterra- y 1974 –en Alemania-. En su segundo Mundial tuvo que enfrentar a la Holanda de Rinus Michels y su ‘Totaalvoetbal’. Argentina era un equipo de individualidades, carencias en lo colectivo, algunos líos de organización en la AFA y sobretodo, un conjunto con vocación ofensiva ahogado por la dinámica holandesa. Sin la pelota, los sudamericanos se desgastaron el doble. Holanda cobró cuando pudo y el partido terminó 4-0. A pesar de la impotencia, era un resultado anunciado.
Exactamente un mes atrás, ambas selecciones se enfrentaron en Amsterdam y Perfumo, desacostumbrado a perder, protagonizó una de las escenas más recordadas en el fútbol argentino. Tras un ataque de Holanda que terminó en saque de meta, el portero Daniel Carnevali salió corriendo por la pelota.
- “No te apurés”, le dijo Perfumo.
- “Pero si vamos perdiendo 2-0”, respondió el arquero
- “¡Por eso mismo! Pará que nos van a hacer 10.
El partido terminó 4-1 en contra, pero destacó las características de Perfumo: un tipo auténtico y con la inteligencia necesaria para entender que si su equipo no estaba en condiciones de competir por el triunfo, haría todo lo posible por salvaguardar el honor. Se convirtió en un hombre popular, querido, admirado. Ese reconocimiento, una indiscutible capacidad para explicar el fútbol actual y reeditar la historia a través de anéctodas lo convirtieron en un talento de los medios de comunicación. ESPN, Radio Nacional, Fútbol para Todos y Caracol Radio de Colombia fueron algunas de sus casas periodísticas.
Maradona es una de las personalidades del fútbol que contribuyó a la construcción de la leyenda del Mariscal. En una entrevista con el periodista Alejandro Fantino, en el programa de televisión Mar de Fondo, contó alguna vez una anécdota hilarante sobre lo que significaba enfrentar a Perfumo.
- Jugábamos en cancha de Huracán contra River (…) en una yo me despierto y hago así (mueve la mano simulando un regate) y veo al Mariscal de frente…
- ¿Y?
- Y yo quería enganchar para atrás. Se la tiré para la derecha y te lo juro, me pegó acá (lleva el brazo doblado encima del pecho). Me tiró, caí 50 metros. Viene Roberto y me dice “¿no cierto que no tenés nada, nene?”. Le digo: “no, Roberto. ¿Estás bien del pie?”. No sabés la patada que me dio. Te juro por dios, que cada uno que encaraba, Roberto hacía ‘tac’… pelota u hombre. No pasaba nada. En ese momento él era el alma de River (…) Roberto decía “salimos” y salían todos, hasta el arquero. Una personalidad de la puta madre.
Años después, Fantino entrevistó a Perfumo. El exjugador sonrió con esa escena olvidada en algún rincón de la memoria, pero que relató con detalles una vez el periodista revivió la narración de Maradona. El Mariscal recordó que Mostaza Merlo lo había alertado de las condiciones de Diego y que él “salió a darle su ‘tate quieto’”. Reconoció que Maradona se llevó una patada de bienvenida, “pero no se asustó nada, siguió encarando”. “Era un fenómeno”, agregó El Mariscal. El pasado 10 de marzo, Roberto murió tras caer en las escaleras de un restaurante en el que compartía con un grupo de amigos. Un aneurisma -o un resbalón- fue la causa del accidente que tomó por sorpresa al mundo del fútbol. Perfumo iba a comentar fútbol unas horas más tarde. No pudo ser.
Tras la noticia, el video de la anécdota de Maradona y Perfumo –el gran creador y el gran defensor juntos- recorrió la red avivando el sentimiento de admiración por el ídolo que partió. El periodista Oscar Barnade, de Clarín, quiso ir más allá y descubrió que ese partido nunca ocurrió. “El Diego y el Mariscal nunca se enfrentaron en una cancha de fútbol, ni en partidos oficiales ni en amistosos. Así resulta luego de contrastar los datos con los partidos jugados entre River y Argentinos entre 1976 y 1978. Ambos protagonistas nunca coincidieron en un campo de juego”, explicó Barnade.
Sin ponerse de acuerdo, ambos ídolos construyeron un relato que no será demolido ni con la fuerza de los datos. El Mariscal se fue, pero su leyenda continúa.