Los otros símbolos de Santa Fe: el león y la calva de Omar
En sus 75 años el equipo bogotano creó símbolos que acompañan al escudo y su camiseta. El baile de Preciado, el claxon de la Barra 25 y el más reciente, la calva de Omar Pérez.
Hay símbolos que nacieron con él. Ser el primer campeón, el pecho rojo y las mangas blancas o la frase de batalla desde la que enarboló la resistencia de La Fuerza de un Pueblo. El tiempo hizo lo demás. Los ídolos, los goles, los títulos, la hinchada se encargaron de establecer los nuevos mandamientos de reconocimiento y de sentidos de pertenencia cardenal. El ta-ta-tá de la Barra 25, el león, la calva de Omar Pérez. Todos genuinamente santafereños.
El Ta-ta-tá
Por momentos Santa Fe late al ritmo de la corneta que brama desde oriental numerada con la Barra 25. Definida como la primera en su género del fútbol colombiano y orgullosamente fundada en 1970 estuvo en las buenas. Y en las malas mucho más. Hace 46 años nació porque un grupo de amigos hinchas del rojo asistieron a un clásico.
“La barra se fundó en una fiesta familiar. Ese domingo jugábamos contra Millonarios y 25 amigos compramos boleta para el partido. Por eso, lleva el nombre”, explicó Hernando Ramírez uno de los precursores.
Y se quedaron. Con el ta-ta-tá como banda sonora. El himno que empuja, que celebra, que reprocha. Que se multiplica en palmas, silbidos o con el grito en modo sonoro repartido de San-ta-fe. Siempre están.
El león
“Ruge el león sangre y blanco, de Independiente Santa Fe”. Es uno de los clásicos que patentó La Guardia Albirroja y que el resto de la afición adoptó como propio. El cántico recoge las raíces de lo que representa la mascota que eligió la junta directiva del equipo en 1975. Lo explicó el periodista Daniel Samper Pizano en la revista Soho en una crónica sobre Monaguillo el cachorro que después se hizo institución.
“Llegamos al que debió haber sido nuestro punto de partida: el león, el más temible, el de más garra, el rey de los animales”, escribió.
El león está en tatuajes, banderas, camisetas y otras canciones de la tribuna. También en el corazón.
El bigote de Pandolfi
En el fútbol setentero sólo una cosa competía con la melena del futbolista: el bigote espeso. Casi obligatorio en defensores como escudo y arma de intimidación, también se asomó entre delanteros. El alemán Paul Breitner, “El Matador” Mario Kempes y el eterno Carlos Alberto Pandolfi lo lucieron en sus festejos de gol. Los más emocionantes para el pueblo santafereño fueron los del nueve argentino en esa campaña de campeón en 1975.
El mostacho del goleador es un emblema para las todas las generaciones. “Para quienes no lo vimos jugar, es una postal del equipo de antes. Pude conocerlo después y sigue con él”, señala Leonardo Pedraza, hincha cardenal.
Julián Anzola, otro seguidor, lo eleva a la categoría de símbolo de la capital. “Es un ejemplo de lo cachaco que es este equipo. Lo bogotano que es Santa Fe”, agrega.
El Tun-Tun de Preciado
Lo difícil era apostar cómo serían los goles. Lo fácil como los festejaría. Léider Preciado regaló 113 anotaciones con la camiseta cardenal de todas las maneras posibles. La celebración siempre fue la misma. Igual que el número de camiseta, el 23.
Después de derribar arqueros, el delantero coordinaba con perfección caderas, piernas y brazos en un solo movimiento. Un baile del Pacífico que se hizo conocido como “El Tun tun”. Así se quedó. En todas etapas con Santa Fe lo hizo. En los clásicos se sintió más especial. Un estilo que hizo exclusivo Léider, pero que le pertenece a la memoria del club.
La calva de Omar
En los siete años que lleva transformó al equipo. Ganó seis títulos y lo acercó al roce internacional que lo tiene jugando su cuarta Copa Libertadores consecutiva. En la era Omar Pérez cambiaron muchas cosas en Santa Fe. Pero en el crack argentino hay tres que permanecen inalterables. El 10 en la espalda, la calidad de su pierna derecha y su cabeza rapada en honor a Michael Jordan.
“Decir calvo querido sin decir Omar Pérez es lo mismo. Es la representación del capitán del jugador que será leyenda. No se qué dirá la historia pero para mí es el jugador que trajo los títulos más importantes. No hay otro calvo tan grande y tan querido como él”, dice Pedraza.
En 2014 durante una serie de semifinales con Atlético Nacional la afición imprimió miles de máscaras con la silueta de su cara para lucirlas durante la salida de los jugadores a la cancha. “Omar somos todos”, se llamó la iniciativa que conmovió al ídolo.
“Su calva representa lo brillante que es este equipo. La magia que genera en Santa Fe al verlo en la cancha”, resume Anzola.
El ta-ta-tá, el león, el bigote de Pandolfi, el Tun Tun de Preciado y la calva de Omar Pérez. Cinco símbolos del patrimonio histórico santafereño.