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BogotáActualizado a

Cuando Nacional ganó el primer partido por la Superliga al Cali, titulé en AS Colombia, "liquidado". No porque fuera adivino, ni el Cali capaz de igualar la diferencia. Sencillamente, este aún imberbe Cali, no escondía sorpresa alguna para inquietar a Nacional. Más equipo en sentido de conjunto, con más orden, plan de juego claro y jugadores con tanto recorrido, que los jóvenes se contagian fácilmente. Eso lo palpamos en Davinson Sánchez y el propio Ibargüen.

Macnelly con Nacional no conseguía gol desde Junio del 2013. Con Junior marcó en marzo del 2015 a la Autónoma. Esto para referir que estuvo en el sitio exacto, localizando con la cabeza un centro, después de buena acción de Bocanegra. Le ayudó, mucho a Macnelly, la movilidad de Ibargüen y la cercanía de Copete.

Sería injusto no mencionar a Farid Díaz, un lateral de gran regularidad, seguro en marca y con buenos pelotazos, así como apariciones por zona rival.

Lástima que el Cali muy temprano recibió el gol y allí, sin llamarse a engaño, comprendieron la enorme dificultad para equiparar el partido. Son respetables las declaraciones que hablaban de ir a pelear el partido, de darle vuelta, etc. Nadie puede ingresar a jugar para perder. Pero la lógica si existe y en este caso Nacional llevaba las de ganar y como lo anoto en el título, su triunfo fue contundente. Inapelable, sin reparos. El global de 5-0, en contra del Cali, explica todo.

Nacional gana el primer título del año y para el técnico Reynaldo Rueda, conseguir triunfos se puede volver costumbre. Dispone de cantidad de jugadores y su única preocupación será saber elegir, nada más.

El “Pecoso” Castro, tiene trabajo exigente. Si la intención es jugar con esta plantilla como base, deberá inculcar en sus jugadores espíritu competitivo y organizar la zona de creación y ubicar en el puesto precisó a Sambueza que comenzó bien y casi enseguida se apagó.