Iniesta, de Albacete a La Masía y un destino de triunfador
Los inicios de Iniesta estuvieron marcados por amor al fútbol y sacrificio. Desde pequeño tuvo que dejar su ciudad natal aunque su arraigo casi le hace perder la oportunidad.
Los comienzos en el fútbol de la mayoría de estrellas tuvieron obstáculos y estuvieron llenos de situaciones que pudieron haberlos separado de su destino triunfador. Este también es el caso de Andrés Iniesta, dueño de un talento abrumador en el mediocampo del Barcelona y campeón de todo lo que se puede ganar en un equipo profesional.
Iniesta no es catalán, nació en Fuentealbilla, Albacete, en donde vivía con sus padres y su hermana. Su familia era de clase trabajadora, su padre era albañil y su madre ayudaba a su abuelo en el bar que era de su propiedad. Siempre quiso jugar fútbol, por eso todos los días iba a un lugar llamado la pista, que no era otra cosa que el polideportivo de Fuentealbilla como lo recuerda el diario El País.
“Estaba situado a la intemperie, con dos porterías de fútbol sala y dos canastas. (Jugaba allí) hasta que cumplió los ocho años, momento en que pasó la prueba de acceso a las categorías inferiores del Albacete, a 80 kilómetros de su casa, y empezó a alejarse de la pista y también dejó de ir a ver cómo saltaban las ranas en las charcas del pueblo”.
Siempre ha dicho que su primer equipo es el Albacete y el segundo el Barca. Y es que si no hubiera sido por este no habría llegado a Cataluña. Años más tarde, hubo un torneo de alevines de Brunete, en el que fue el mejor jugador. Se destacó por encima de los demás. En ese torneo estaba Albert Benaiges, cercano a uno de los responsables de las divisiones menores del Barcelona. Benaiges no pudo dejar de pensar en Iniesta.
Sin embargo, en ese momento solo tenía 12 años y la edad para entrar a La Masía era de 14. Pero el destino todo lo cambia y juega a favor de los escogidos. Había otro niño de la misma edad a quien su padre llevó a Barcelona y a la fuerza pidió que lo dejaran entrar. Al ver esto, Oriol Tort, el responsable del campo de formación, se le ocurrió que junto a él, Iniesta podría unirse y así ser compañía el uno para el otro.
Pero en ese momento Andrés no se quería ir, así lo contó a El País, “mi padre me dijo: 'puede que el tren solo pase una vez en la vida', pero yo le respondí que no me quería ir". Aunque su intervención fue rotunda, no paraba de darle vueltas y más vueltas al consejo de papá cada vez que se tumbaba en aquella cama presidida por un póster de Laudrup y otro de Guardiola. El tema ni se tocaba en los viajes que tres tardes a la semana afrontaban padre e hijo desde Fuentealbilla hasta Albacete. Iban y venían al entrenamiento. Hasta que un día Andrés levantó la voz para decir: ‘Papá, llama a Barcelona’”.
La tristeza de su mamá que tampoco quería que su hijo se fuera y el pensar que iba a estar solo sin su familia hizo que el viaje de regreso a Albacete fuera más rápido de lo pensado, sin embargo, Andrés comenzaba a cambiar poco a poco su forma de pensar y le dijo a su papá que quería volver a La Masía.
“Al principio de subir al primer equipo no jugaba mucho, pero tenía el convencimiento de que iba a triunfar y tenía mi ilusión. Se hablaba de cesión, pero yo prefería estar aquí aunque jugase cinco minutos, tenía el convencimiento de que con trabajo e ilusión me daría lo mío. Por eso cuando le dije a mi padre 'nos vamos', sabía que no habría viaje de vuelta”, contó a El País.
Los primeros meses fueron duros pero encontró en aquel niño que se fue con él, llamado Jorge Troiteiro, y en Víctor Valdés a sus mejores amigos. “Yo estaba con él en todo momento, cuando íbamos al colegio, llorábamos juntos, reíamos juntos y la verdad que fueron cinco años muy bonitos, dormíamos en la misma litera (camarote), yo arriba y el abajo, él era más tranquilo yo era más abierto, pero nos llevábamos muy bien”, como lo recordaba Troiteiro en la Sexta Deportes.
Y a pesar de las circunstancias, de lo que le costó comenzar a jugar y de su apariencia frágil y pálida, se convirtió en el referente de miles de niños en el mundo. Ha ganado Liga, Copa y Supercopa en España y Champions League, Mundial de Clubes, Eurocopa y Mundial a nivel internacional. La historia de Iniesta muestra que sí vale la pena luchar por los sueños.