Los inicios de Neymar: el ídolo 'do povo' cumplió sus sueños
Antes de cumplir el año de nacido estuvo a punto de morir. Comenzó a jugar en en el pavimento de las calles de Praia Grande . A sus 23 años, es el nuevo ídolo del pueblo brasileño.
La lluvia puso la vía lisa y redujo la visibilidad. Neymar Da Silva Santos iba al volante. Nadine, su esposa, ocupaba el puesto de copiloto. Atrás, en una silla para bebés, viajaba Juninho, como llamaban sus padres a Neymar Júnior. En medio de la espesa precipitación, un auto se acercaba de frente invadiendo el carril equivocado. No hubo tiempo para reaccionar.
El auto los golpeó de frente, y el puesto del piloto recibió la mayor parte del impacto. El carro dio dos vueltas antes de detenerse al borde de un abismo. Al reaccionar, a Neymar padre no le importó no sentir sus piernas y suspiró: ‘Juninho’. Nadine despertó. Giró su cabeza para mirar al puesto de atrás y ahí estaba el coche tirado en el suelo, pero no vio Neymar Junior.
Gracias a la ayuda de un hombre que llegó desde la avenida, Nadine logró salir del coche por el hueco que había dejado la ventana trasera. Después de dejarla en un lugar seguro, se dirigió al auto. Al escuchar su voz, Neymar, en un susurro, dijo: ‘Mi hijo’. El hombre se dirigió a la silla trasera, levantó la silla para bebés y, en medio de pedazos de vidrio, ahí estaba ‘Juninho’.
Aquel hombre, con su camiseta, le limpió la sangre de su rostro al pequeño de 4 meses, que se lo agradeció con una gran sonrisa.
Del accidente, a Neymar Júnior solo quedó le con una pequeña cortada arriba de su ceja. Aunque había nacido en Mogi das Cruzes, vivió gran parte de su infancia en el barrio Jardim Gloria, a las afueras de Praia Grande, un balneario en el estado de Sao Paulo. Esa localidad, a excepción de las calles empinadas y estrechas, tenía todas las características de una favela. Pero así nacieron muchos de los más grandes del fútbol brasileño.
A Roberto Antonio dos Santos, Betinho, solo le bastó con verlo correr por unas gradas de una cancha de fútbol playa para convencerse que tenía potencial de crack.
Con Betinho (quien también descubrió a Robinho) Neymar estuvo seis años, jugando en equipos amateurs. En 2003, y con 11 años, firmó su primer contrato con el Santos. Para 2009, ya hacía parte del primer equipo. El crack explotó en 2010, y la nueva figura del fútbol brasileño comenzó a romper cinturas y enloquecer estadios.
En el ‘Peixe’, a Neymar le encontraron su posición perfecta. Conservó la técnica que adquirió en el fútbol sala y, recostado al costado izquierdo, tuvo espacio para desplegar toda su velocidad y su capacidad de regate. Ganó tres campeonatos paulistas, una Copa de Brasil, una Copa Libertadores y una Recopa Sudamericana.
En 2013, el nuevo ídolo se despidió, entre lágrimas, del Santos para firmar con el Barcelona. Con 21 años llegó al fútbol europeo, y también lo ha ganado todo: Una Liga, una Copa del Rey, una Supercopa de España, una Champions League, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes.
Neymar no olvida su infancia y la llevará por siempre en su piel. En su gemelo izquierdo. En diciembre de 2015, publicó en redes sociales la imagen de su más reciente tatuaje. Un ‘Juninho’ en una favela con tres sueños: una casa, jugar al fútbol y ganar títulos. El niño de Mogi das Cruzes ya tiene las tres. Y va por más.