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Bogotá

Resultó una confrontación de verdes. Cali y Nacional dejaron una sensación de equipos biches.

Esperaba un juego de formaciones maduras y, aunque estuvieron 20 jugadores nacionales y solo dos extranjeros (los arqueros de ambos), ninguno pudo desarrollar un juego armonioso y contundente.

El abrazo de Redín, Rueda y auxiliares de Nacional refleja lo que siempre quieren esconder los técnicos en Colombia. Prefieren, operando como visitantes, nada mejor que un empate. Por más que los discursos sean otros, la tendencia es la misma. Un punto por fuera y a resolver en la casa dentro de ocho días.

Solo quiero señalar a los tres jugadores que marcaron diferencia. Chará, especialmente en el segundo tiempo, cada vez que entró en contacto con el balón, armó la fiesta, aprovechó su velocidad y movilidad, sin encontrar eco en sus aliados. Le cometieron una pena máxima, más por ingenuidad del jugador del Cali que por existir posibilidad de gol, porque Chará le daba la espalda al arco caleño.

Roa, del Cali, fue quien mas empujó, excediendo a veces en la conducción de la pelota, teniendo en una media vuelta sobre el final la mejor opción del local. Se le podría tratar de un exagerado individualismo, pero particularmente lo disculpó porque era el único con atrevimiento.

El tercero fue, obviamente, Hernández, el arquero uruguayo, quien, como el más veterano del Cali, supo 'aguantar' el remate de Duque en una pena máxima a escasos minutos del cierre.

Me llamó la atención el caso de Macnelly Torres. En los 10 minutos iniciales manejó en dos acciones posibilidades para el equipo. Después 'desapareció' y en la complementaria un pase profundo, una tarjeta amarilla y nada más. Me pareció estar viéndolo en el último juego de Eliminatorias. Si sus condiciones son ciertas y sabe jugar, ¿por qué aporta tan poco?... Solo el posee la respuesta.

Faltaba anotar el caso de Santos Borré que, a diferencia de sus compañeros del Cali, su situación económica está resuelta. El contrato con el Atlético de Madrid lo mantiene distraído, alejado del gol. Lo entiendo. La conclusión es fácil: cuando un equipo, llámese como se llame, transfiere un jugador al exterior no debe conservarlo en condición de préstamo, sino dejarlo que se vaya de inmediato. Mejor para él, para el equipo y para la familia.

Volviendo al cero a cero de Cali y Nacional, los dos tuvieron intenciones bien diferentes y terminaron mostrando un fútbol biche.