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Del balón al micrófono

Actualizado a

La carrera del futbolista es una de las más cortas, en cuanto a tiempo productivo se refiere. Con 20 años de carrera, un jugador profesional que vaya tocando los 35 empieza a entrar en una línea que conduce inevitablemente al retiro. Desde luego con apenas esa edad, su funcionalidad en otros campos de la vida laboral está abierto, y para no desligarse del fútbol desde siempre, la mayoría de ellos se vinculaban a los equipos, desempeñándose como ayudantes de campo, entrenadores de inferiores, o hasta gerentes deportivos. Pero eso ha ido cambiando, el futbolista que antes veía con recelo las cámaras -vale la pena aclarar que no todos, pero si una gran parte- no gustan de la función de la prensa, en donde desde el otro lado, deben conceder entrevistas, ruedas de prensa, fotografías, en una clara exposición en donde a veces salen favorecidos (cuando tienen un buen partido), o como verdugos (cuando tienen un mal partido), lo que es completamente normal en una profesión en la que se es vulnerable a la crítica pública.

Entonces ¿qué es lo que ha seducido a los ex futbolistas a hacer parte de los paneles, que hasta hace poco no podían admitir? Es bien sabido que no es fácil entrar al fútbol hoy en día, aun cuando ya se ha estado dentro de él. En este caso como ex jugador profesional, para hacer parte de una institución, ya sea en un cuerpo técnico, o en la parte administrativa, las exigencias son grandes: Haber sido un ídolo en la institución, tener una carrera profesional como formador o gerente deportivo, o desde luego contar con una experiencia de la que pueda basarse su aporte tangible al equipo. Así que en los últimos años, por el crecimiento institucional de los clubes de fútbol, los ex jugadores no han podido hacer parte de la “comunidad del anillo” como en el pasado. Mientras que en los medios de comunicación es más simple, no se le exige un título de comunicador, a pesar que se le están transmitiendo ideas, conceptos e información a un auditorio que a distancia suma millones, ya sea de televidentes o de oyentes, se les paga mejor que a los propios periodistas por el hecho de ser personajes reconocidos, y no tienen que hacer labor periodística, investigativa ni de producción, que en la balanza, es de lo más difícil del campo de la comunicación.

Desde luego la ventana para los exfutbolistas debe seguir abierta, su aporte en un programa deportivo es valiosísimo, pero la figura se ha ido desdibujando en el camino, pasamos de tenerlos en el lugar de “expertos” en la materia, a dueños de la materia, y es allí donde está el error. Hace unos días en la Cadena Ser de España, escuchaba a los conductores del Carrusel Deportivo, haciéndole preguntas a Jorge Valdano, y el respondía con puntualidad, cada uno en su rol, los periodistas manejando el programa, y Valdano aportando sus conocimientos como debería ser, pero es preocupante que los espacios dejados por los periodistas, los pretendan llenar con ex futbolistas. No vaya a ser que nos pase como en el entretenimiento, donde las reinas se hicieron “periodistas” con su corona. Aprovechemos la bonanza de grandes jugadores en los medios de comunicación, para adquirir conocimiento de su experiencia en la cancha, pero no es concebible que se le den balonazos a los micrófonos.