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Halloween

Noche del terror de América: Sin Libertadores a los 120'

El 31 de octubre de 1987 América perdió su tercer título de Libertadores en el último segundo ante Peñarol. Tres protagonistas reviven el momento de dolor.

Actualizado a
Equipo de 1987
Revista de América de Cali

Esta historia la repiten los que perdieron. Porque ya la escribieron antes. La repasaron. La recordaron. Pero sobre todo la padecieron. Tres protagonistas de una ilusión que se alargó por tres partidos que al final les dejaron amargura. Son sobrevivientes de la crueldad del fútbol. Del dolor de perder un título de Copa Libertadores en el último segundo. La derrota en carne en viva.

Jugadores, un periodista y un hincha vivieron a su manera esa final en Santiago de Chile. Contaron esa amarga experiencia.

Ampudia, Gonzalez Aquino y Alex Escobar

Jairo Ampudia: Peñarol fue aguerrido y hasta que el árbitro no dio el pitazo final, no dejó correr, y nosotros nos confiamos de que el tiempo ya había pasado, cuando llegó el gol de Diego Aguirre, ese fue el error… Vi la pelota cuando venía, pero pensé que si le ponía el pie, podía ser autogol, me quedé parado y vi cuando la pelota entró antes de hacer sonar el palo”.

“Me expulsaron después de que nos hicieron el gol, porque sentí mucha impotencia, y pegué una patada por detrás, ya tenía amarilla; antes habían expulsado a Roberto Cabañas”.

Aparentemente, era un grupo unido, pero no era realidad, porque a algunos compañeros se les prometió algunos incentivos y a los otros, no se nos dijo nada. Por eso, hubo algunos encontrones. Era un premio importante con el que pensaba surtir un almacén de deportes que por ese entonces tenía en Yumbo, entonces, me generó pérdidas”.

“Cuando llegamos al hotel, pedimos permiso para hacer una reunión entre los jugadores, se subió una caja de whisky y una de vino. El equipo estaba triste, no quisimos comer, entramos el trago a una habitación y dejamos las maletas listas para regresarnos a Colombia”.

Gerardo González Aquino: “Siempre les falta a los equipos hacer algo más para salir campeón. Esa fue una enseñanza al fútbol mundial, que mientras no se pite, no hay nada ganado, hay que mantener la concentración hasta el final”.

Alex Escobar: “Sentíamos bronca, estábamos parejos con Peñarol y perdimos por errores ‘boludos’.

El periodista

La revista del América llegó a ser considerada como la mejor de clubes del continente. Con Umberto Valverde, escritor y periodista, como jefe de redacción, alcanzó un alto nivel editorial y fotográfico. La edición quincenal del número 61, pactada para ese 15 de noviembre del 1987 estaba lista para inmortalizarle al hincha escarlata el primer título de Libertadores tras las finales perdidas de 1985 y 1986.

“En el partido yo ya había acordado con la Policía y me hice en un segundo piso del estadio Nacional de Santiago (Chile) con la barra del América para poder salir más rápido con el fotógrafo a la cancha y estar en la vuelta olímpica. Cuando ya pasaba por la puerta para entrar, fue que vino el gol”, explica Valderde desde Cali ante la consulta de AS Colombia.

A pocos segundos del final, el uruguayo Diego Aguirre clavó un remate que venció a Julio César Falcioni y le arrebató el máximo trofeo del continente. El título de esa edición de colección de la revista aún duele. “No fue una derrota, sino un golpe en el corazón”. La crónica de las páginas centrales recorre el dolor, se lamenta, se queja, llora. En la última línea, invita a creer.

Umberto eligió comenzar con un fragmento de un poema de César Vallejo. “Hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé…”, En la mitad del relato, acompaña instantes del partido “Santín con mejor ubicación que Gareca, le gritaría: ‘Flaco dejámela que es mía…’”, con el drama de la afición. “Y yo pensando en mi gente, en la tristeza de mi madre frente al televisor, me arrinconé contra una pared y volví a sentir en lo más profundo el dolor…”

El cierre de la pieza periodística anima a buscar consuelo. “Esa pasión enfermiza que se llama América se abre paso en la sangre y renace con el día…”, cierra Valverde.

-¿Cómo se hace una revista en medio de esa situación?

“Ahí lo único que impera es el profesionalismo”, responde y detalla más el previo de esa jornada de terror que comenzó antes.

“Todo fue dramático. Antes del partido esperamos 10 horas en un aeropuerto por fallas técnicas. Llegamos a Santiago y todo era un despelote. Les cedimos nuestras habitaciones del Hotel Carrera a los jugadores porque no tenían”.

“En el partido, fue muy discutido el cambio de Enrique Esterilla porque el doctor Ochoa no quiso meter a Alex Escobar para apoyar tácticamente y ofensivamente a Willington Ortiz. “Willy” lloraba porque ya era su última gran participación. Cabañas estaba reventado.

“Contra Peñarol fue una batalla épica, pero no una humillación. Se perdió como grande”

El hincha

Fernando Valderrama es un caleño que vive en Bogotá. Ya pasó los cuarenta y se hizo hincha del América por Willington Ortiz. “Esa final sí que dolió”, señala.

Por entonces era un adolescente que clavó sus ojos en el televisor en blanco y negro de su casa en el barrio Primavera de la capital. “Tarde lluviosa. Mi hermano y yo pegados a la transmisión, preparándonos para salir a celebrar. Viendo en doble recuadro la celebración ya armada en Cali. Había afiches del campeón”, le explica Fernando a AS Colombia.

Los últimos segundos los recuerda en cámara lenta. “El gol de Aguirre, achica Falcioni pero nada pudo hacer. Ochoa Uribe mete el equipo atrás y pone a Esterilla. Lástima que “El Profe” era muy amarrete. Además se lesionó Gareca”, indica.

-¿Esa derrota duele más que el descenso?

“Claro. Lo de la B es el resultado de las cosas mal hechas. Es coherente con la realidad. Lo de Peñarol no. Ese era el mejor América de la historia. El duelo aún sigue. Eso nunca se curará”.