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Las Eliminatorias y los técnicos de escritorio

En 2001, un grupo de periodistas de la revista argentina El Gráfico decidió jugar un partido contra un equipo de la Cuarta División para demostrar que con mucha táctica y algo de sentido común, ni siquiera ellos podrían sufrir una goleada como la que la Selección de Samoa Americana soportó ante Australia en las Eliminatorias a Japón y Corea. El marcador, 31-0.

El rival elegido fue Deportivo Paraguayo, el último en la tabla de la Primera D argentina. Sin embargo, de la seguridad que goza quien está tras un computador pasaron a la vulnerabilidad del que pone a prueba su prestigio en una cancha. “Aquellos que desde sus columnas les reclaman lirismo a los equipos ajenos, exigiendo toques y caños acá o en la China, resultaron ser terribles hijos del catenaccio a la hora de elaborar el planteo propio”, relata el periodista Elías Perugino delegado para hacer del ‘reality’ improvisado una crónica para la revista.

Para acortar la historia, el primer tiempo terminó 6-0 a favor de Paraguayo. En el segundo–cuenta la nota- El Gráfico jugó mejor y alcanzó a hilar unos cuantos pases, sin embargo, la magia se esfumó en minutos. El partido terminó 12-0. Aunque lejos de la humillación de Samoa quedó comprobado –una vez más- que solo en el tablero los esquemas son imbatibles. El desfachatado Alfio Basile ya lo ha dicho varias veces: “Yo a mis equipos los pongo bien en la cancha, lo que pasa es que cuando empieza el partido los jugadores se mueven".

Diez equipos sudamericanos disputan 4,5 cupos en una Eliminatoria cada vez más pareja. Apenas van dos partidos, pero la tormenta amenaza a varios equipos llamados a figurar. Brasil solo pudo sumar 3 puntos, Argentina 1 y Colombia –aunque ganó como local ante Perú- se llevó un 3-0 en contra Uruguay en Montevideo resultado de la tóxica mezcla que se produce cuando ni las individualidades ni el colectivo funcionan. El técnico erró en las elecciones y varios jugadores pusieron su cuota en el guión de película de terror con equivocaciones groseras. Hace bastante que el equipo revelación del Mundial no encuentra su fútbol.

Frente a las cámaras, en la radio o las redes sociales los expertos señalan las falencias tácticas, las equivocaciones del DT argentino en el posicionamiento de algunas fichas en la cancha. “Le falta trabajo”, acusan. El mismo técnico que puso al fútbol colombiano en el punto más alto de su historia hoy es cuestionado de tal manera que si los resultados no llegan la próxima fecha frente a Chile y Argentina, sería complicadísimo para el técnico encontrar oxígeno para sobrevivir mucho tiempo más sin un buen resultado.

El mundo del fútbol encuentra mucho más prestigioso analizar planteamientos que hablar del resto de factores que rodean el juego. De todo eso que pasa antes, durante y después de un partido y que influye en el resultado, porque además del plan del DT, juegan el carácter de los líderes, el momento de los jugadores, la mística en el camerino, los rituales que generan identidad. "No hay nada que modifique más la estructura de un equipo que un estado de ánimo”, afirma Jorge Valdano. A veces, aunque suene a verso, todos los argumentos objetivos con los que puede contar un equipo están listos e igual pierde. Hay momentos en que la memoria colectiva sufre para recordar los días de éxito.

El gran Uruguay que hoy se lleva los aplausos fue prueba de lo difícil que es mantener el éxito. Suena a lugar común, pero es precisamente ahí arriba donde se puede resultar herido más fácilmente. El equipo protagonista del Mundial 2010 y campeón de América en 2011 estuvo a punto de perderse la Copa de Brasil. Tabárez seguía siendo Tabárez y los jugadores mantenían la ilusión de clasificar, pero el equipo solo logró sumar 2 puntos de 18 en un momento crucial de la Eliminatoria. Los detalles los relata la periodista Ana Laura Lissardy, en el libro “Vamos que Vamos”.

Como manda el manual del fútbol moderno, Uruguay dejó poco al azar antes de jugar frente a Colombia en Barranquilla en 2012. "Calculamos hasta la botellita de agua que teníamos que tomarnos en Barranquilla...Y no salió nada. Nada, nada. Todo al revés”, le contó el jugador Diego Lugano a Lissardy. El partido terminó 4-0 en contra, al igual que la prensa y parte de los seguidores que desilusionados pedían cambios. A los ganadores no se les compadece en la derrota. “¿Cómo mantener la confianza cuando el pronóstico y la temperatura ambiente son terminantes?”, apunta la autora.

La respuesta llegó cuando se encontraron la sabiduría del técnico y la resistencia a la frustración de los líderes. Hubo charlas entre los jugadores, también entre ellos y el DT . Gustavo Zerbino, sobreviviente de la tragedia de Los Andes también les habló. Les dijo que tenían que volver a los rituales de los tiempos cuando las cosas iban bien. Recuperar hábitos tanto colectivos como individuales, espirituales o superficiales para recordar lo que fueron. Funcionó. Tras seis partidos para el olvido, Uruguay regresó al triunfo, jugó la repesca, viajó a Brasil y sobrevivió al grupo de la muerte.

“Los líderes crean un ambiente de confianza cuando hay adversidad”, es otra de las máximas de Valdano en sus conferencias. En Uruguay aparecieron referentes como Lugano o Forlán para ofrecer refugio cuando había tempestad. También los hay en la cancha, como Lionel Messi que cada vez que se ausenta deja al descubierto que hoy en día Argentina es un equipo de brillo moderado. Pedir la pelota, hacerse cargo en la derrota o conducir un equipo hacia una ilusión común genera tanto desequilibrio como un pase entre líneas o una veloz transición entre defensa y ataque.

Por supuesto Tabárez también trabajó en el fútbol. El técnico lo tiene claro, “tenemos que pensar que no sabemos si vamos a lograr lo que queremos y a eso hay que darle mucho espacio. Y como no sabemos, ¿qué es lo que tenemos que hacer? Prepararnos de la mejor manera posible, confiar en nosotros, pero no al punto de tener la seguridad de que por el solo hecho de desear una cosa la vamos a conquistar”, afirma. La táctica es tan solo una de las vigas que soporta un equipo. El estilo, una determinada manera de entender el fútbol, la dinámica del juego y la unión del equipo son igualmente relevantes.

Pasa en el deporte profesional o en un partido con amigos. El equipo de El Gráfico la sacó más barata que Samoa, pero su soberbia táctica sintió el impacto. Aunque parezca más interesante hablar desde el tablero, reducir el fútbol a la táctica es simplificar de más.