Zapata: "La Copa Sudamericana llena de ilusión a Santa Fe"

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Podrían ser seis grados de separación, la teoría que intenta comprobar que todos estamos unidos a través de una cadena de conocidos. O también que el mundo del fútbol tiene los mismos lugares. O quizá nada especial. Un simple dato. Pero entre Independiente de Avellaneda e Independiente Santa Fe hay conexiones que superan el compartir color de camiseta o nombre.

Robinson Zapata el portero cardenal es quien las impulsa cuando recuerda su paso con el rojo de Avellaneda al que llegó en 2005. “Fue un periodo lindo, de amigos. Estuve con “Pocho” Insúa, el "Negro Cáceres", con el “Turu Flores”. Con Navarro Montoya, por eso jugué poco porque tenía un gran arquero al frente”, le cuenta a AS Colombia.

Ahí está. Navarro Montoya. El nombre que suele escaparse en los listados de jugadores que compartieron ambos clubes. El dueño del arco santafereño en los comienzos de su carrera por 1987 y que atajó en Independiente cuando ya le ponía fecha límite a su trayectoria. Con él como titular, Zapata jugó poco en ese equipo que dirigía César Luis Menotti. Diez años después, regresa al estadio Libertadores de América para llevar a Santa Fe hacia la semifinal de la Copa Sudamericana.

“Como club tiene todos los pergaminos, con un grupo importante de jugadores. De local presiona mucho. Es un equipo vertical, sale mucho por los costados y le suman ese tesón que tienen todos los argentinos”, explica el vallecaucano sobre el presente de los argentinos que ya dejaron en el camino a Arsenal de Sarandí y a Olimpia de Paraguay.

Robinson sabe de instancias definitivas en torneos internacionales. En 2003 llegó con América hasta las semifinales de la Copa Libertadores. Atajó y cobró  penal en una definición contra Racing, máximo rival de Independiente (¿otra coincidencia?) Cuatro años más tarde, también alcanzó la misma fase con el Cúcuta Deportivo. Lo eliminó Boca Juniors con un Juan Román Riquelme inspirado en medio de una neblina en La Bombonera. El jueves lo espera Avellaneda.

“Esta instancia, el rival, la cancha, el país, todo motiva. El incentivo es más grande con la gente más cerca, con las tribunas llenas, el grupo está acostumbrado a jugar con esa presión, esperamos demostrarlo con resultados”, agrega.

El capitán Omar Pérez lideró la delegación cardenal que aterrizó en Argentina. Su presencia en el plantel contagia el ánimo del plantel.

“Tener a Omar es una garantía de equilibrio, de tener el hombre pensante y que en cualquier momento nos pone a ganar de cualquier forma, un pase una pelota quieta, es un privilegio tenerlo”, enfatiza.

Una década más tarde, está de vuelta para reclamar la gloria en una cancha que conoce. Seis grados de separación, los lugares comunes del fútbol. Otra oportunidad. Zapata va por más. “Poder pasar a semifinales nos llena de ilusión”.