Montevideo: Tan futbolera como Buenos Aires y Londres
Por la capital uruguaya se reparten más de 20 estadios de equipos de primera y segunda división. Bienvenidos a esta ciudad de fútbol de barrio y familia que es semillero del mundo.
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Como un slogan turístico resulta largo. Mejor, como descripción en el perfil de una red social oficial de la ciudad.
“En cualquier lugar vos tirás una pelota y enseguida, no pasan cinco metros, que ya hay algún niño que está pateándola. Así es en Montevideo”…
Lo confirma el mesero del restaurante, el taxista, el del kiosco de los diarios, el portero del estadio, el periodista, el dirigente, el jugador. Todos hinchas. Todos futboleros. Todos uruguayos.
Cada uno también, con su propia foto de la capital. Y su frase en clave de hashtag:
#la misma cantidad de clubes de fútbol como de escuelas
#los clubes son una familia
#somos tres millones de jugadores
#el fútbol se gesta en el barrio.
Tan futbolera como Londres o Buenos Aires, la capital uruguaya tiene un vínculo más íntimo con la pelota. Los clubes de barrio son de barrio de verdad. Entre las casas, entre parques de diversiones, con el Río de La Plata a manera de tribuna con plateas imaginarias. Un colegio está al lado, la casa del Presidente de la República también, otro estadio como vecino
“Acá en la zona hay tres estadios. Wanderers, Bellavista y River Plate. El fútbol se gesta en el barrio, con la pelota en la calle”. Quien lo cuenta es Renzo Gatto, presidente del River uruguayo. La capacidad de su estadio “Federico Saroldi” es de 7.000 aficionados y está en el Barrio Prado, uno de los 62 que tiene la ciudad en la que viven la mitad de los tres millones de uruguayos.
De manera que el fútbol es entrañable y familiar. Un orgullo.
“Los clubes son una familia, son chicos, están en desarrollo. Además de Nacional, Peñarol y Danubio, nuestro equipo tiene una hermosa cantera de juveniles”, remata Gatto.
La cancha de River es vecina de la casa presidencial, que ocupa en este momento Tabaré Vásquez. Dos cuadras más allá se levanta el estadio de Wanderers, conocido porque ahí se formó como jugador Enzo Francescoli. Internarse por las calles de Montevideo, es una experiencia que permite descubrir tribunas, arcos, cabinas de radio y banderines de tiro de esquina. El estadio de Cerro, Racing, Danubio, el de Rampla Juniors, Defensor Sporting.
“Hay la cantidad de equipos de fútbol como de escuelas”, explica Adrián Berbia, ex arquero del América de Cali que sigue en actividad con Boston River de la segunda división del fútbol local. “Es así. La cultura misma del país es el fútbol”, agrega.
La cultura es también que cada uruguayo se siente jugador. Pablo Viera, el hermano de Alexis e hincha de Nacional, bromea con que “somos tres millones de futbolistas. Está en nuestros genes”.
El periodista Mateo Vázquez de Ovación, el suplemento deportivo del diario El País, atribuye todo este arraigo barrial, a que se juega con la pelota desde antes de 1900.
“Es el deporte que se practicó en todos los barrios. Acá también todos somos técnicos, capaz que hay unos que son dos veces técnicos, porque todas las decisiones de Tabárez, por ejemplo, se discuten”, comenta.
Las grandes gestas uruguayas tienen como sede el estadio Centenario, inaugurado para el primer Mundial de fútbol en 1930 donde además salió campeón. Declarado como monumento histórico extiende sus raíces de tradición y garra por las más de 20 canchas de la primera categoría y del ascenso uruguayo. Escenarios con tribunas de madera o tablones, sin molinetes, ni verificación electrónicas de boletas en sus entradas. Canchas que se quedaron en el tiempo, en esta era de estadios con palcos VIP, con nombres de patrocinadores, más cercanos al teatro que al alambrado. Sin embargo, garantizan el espíritu combativo y ganador del fútbol de sangre celeste.
¿Cuál es el aporte de este fútbol al mundo?
“Hay jugadores en la elite mundial; siendo que somos tan pocos, Suárez, Cavani, en cada liga grande hay un jugador o dos que se destacan. Me parece que Uruguay, teniendo en cuenta el tamaño que tiene, es sorprendente lo que aporta al fútbol”, enfatiza Vázquez, el periodista.
En Montevideo si lanzan una pelota no pasan cinco metros sin que ya haya un niño pateándola. Sirve como frase para el perfil de una red social, claro. Pero también como el inicio de una biografía de una ciudad que es semillero futbolístico del mundo.