Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA
BogotáActualizado a

En esta etapa, próxima a conocer con sentencia el nombre de los clasificados, los aspirantes a figurar solo deben cumplir una consigna: GANAR. Eso precisamente lo cumplió Millonarios ante Uniautónoma, que no le facilitó la tarea.

En el primer tiempo Millos controló el juego con Insúa en tarde despierta y eso que en la boca del arco de Sebastian López perdió una ocasión clara. Después anotó el gol con un buen remate seco y abajo y lo celebró, de acuerdo a sus estadísticas personales, como la anotación 100 de su carrera.

El visitante puso la mayoría de obstáculos para blindar a su arquero y, de no ser por el gol de Insúa, el partido transitaba para el cero a cero.

Curioso resultó el segundo tiempo porque Millonarios le cedió la iniciativa al rival como si supiera de la incapacidad para el empate. Porque el equipo que orienta Giovanni Hernández intenta, y por ratos lo consigue, jugar bien: con orden en la salida, rapidez en el fondo y seguridad en el medio. El problema grave radica en la ausencia de un jugador claro en la construcción, como lo fue el mismo Giovanni.

Cristian Mejía arrimó una acción sorpresiva ante Vikonis, bien resuelta por el arquero uruguayo. El visitante tuvo la pelota pero no se presentó con acciones de peligro.

A todas estas, lo previsible volvió a darse: Máyer por Insúa. Noté en Mayer algo de desencanto por ingresar solo unos 25 minutos. No pudo estabilizar el partido, el rival siguió llevando la iniciativa y al final Rangel localizó un centro y de cabezazo selló el asunto.

Además en Millos hay jugadores, como Henríquez y Blanco quienes se complican y reciben tarjetas amarillas por querer jugar lo que no saben. El jugador de fútbol es el primero en no engañarse. Existen unos para marcar y trabajar para el equipo. Otros para pensar y hacer jugar.

El juez invalidó una acción de gol clara para Millonarios por un error de apreciación. Creyó ver una mano de un jugador azul en el suelo, quien no rozó la pelota. La pasó a Rangel y era gol legitimo. Pero ya sabemos del nivel actual del arbitraje nuestro.

Ganar es la prioridad de Millonarios y ahí va.