Rionegro y la alegría de ser un equipo sin sueldo en la Vuelta
Uno de los equipos que participa en la Vuelta no les paga a sus corredores. Es el Rionegro que se dedica a buscar prospectos para llevarlos a otros equipos. A pesar de esto, sus integrantes están felices de poder practicar el ciclismo y estar en la competencia.
“Me gustaría llegar al Orgullo Antioqueño, es una escuadra muy grande y muy buena. O al Manzana Postobón, equipos con buena logística. A nivel internacional me gusta el Movistar pero más el Sky, todos sueñan con estar en el Sky”. Esto lo dijo un joven de 19 años que corre la Vuelta a Colombia. Se llama Daniel Estrada y su acento lo delata: es antioqueño.
Daniel sueña mientras contesta las preguntas de la entrevista. Su edad y su talento son factores a favor para que todo lo que anhela pueda cumplirse. Pero por ahora debe esperar y seguir llevando una vida de ciclista sin pago. Feliz por poder correr, pero viviendo de la ayuda de su familia para, algún día, poder ser él quien la mantenga.
Estrada corre en el equipo Rionegro que participa por primera vez en la Vuelta a Colombia, según Marlon Pérez, sí, el famoso Marlon, ciclista y entrenador del equipo, sus jóvenes pedalistas no reciben sueldo por la siguiente razón.
“No recibimos un sueldo de ninguna clase, las bicicletas las compramos nosotros, el Imer, institución que dirige el deporte en Rionegro, nos apoya para correr. Lo que se hace acá es buscar nuevos talentos y que se muestren para que otro equipo se los lleve”, explica.
“Lo que en el equipo hay es pasión, colaboración de las familias, de los papás y de los amigos que ayudan para un repuesto o para la alimentación. Hay algunos que trabajan medio tiempo, yo, por ejemplo, soy técnico y ciclista y sí, acá corremos por amor porque cuando no hay recursos hay que hacerlo de esta manera”, añadió.
Marlon Pérez es campeón Panamericano, campeón nacional de contrarreloj y ruta, ganador de varias etapas en la Vuelta a Colombia, la Vuelta a Costa Rica y la Vuelta al Táchira, entre otros. Además, corrió en Europa durante casi ocho años. Su experiencia ha servido para motivar a los chicos del Rionegro. Él, trata de ser lo más sincero posible en su condición de entrenador.
“Tengo casi 40 años y 25 de ser ciclista. Además, por el problema (tuvo una sanción por presunto dopaje) me retiré durante tres años y luego me picó el deseo de volver a montar. Siempre les digo que todo se puede si uno tiene deseos, ganas y pasión porque este es el deporte más duro del mundo, entonces si no se tiene pasión es bobada que se dediquen a montar en cicla. Esto es para guerreros, para los que les guste sufrir y también disfrutar de ciertas cosas”, dijo.
Tanto Daniel como otro de sus compañeros, Alexander Gil, se sienten privilegiados de tener a Marlon como uno de sus guías, “corrió muchos años en Europa en Pro Tour, fue campeón de muchas competencias, de Juegos Panamericanos, creo que la experiencia suya la tienen poquitos y tenerlo acá es una motivación porque puede enseñarnos lo que aprendió en Europa”, explicó Gil.
A Rionegro no le queda nada
El técnico de Rionegro es Jhon Jaime Rivera. El es otro de los que trabaja en el equipo sin recibir sueldo. Su meta es formar ciclistas y está orgulloso pues con su trabajo y el de Marlon Pérez, dos de sus dirigidos ya cumplieron uno de los sueños de Daniel, pasaron al Orgullo Antioqueño.
“Nosotros iniciamos este proceso hace tres años, dándonos a la tarea de sacar un grupo de jóvenes que no tenía la posibilidad de estar en un equipo profesional. A través de empresas privadas, la Alcaldía de Rionegro y algunos amigos, hicimos un proyecto con 10 corredores que participaran en las clásicas departamentales, nacionales y en la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN”, cuenta.
“Tuvimos la posibilidad de sacar a coredores como Walter Vargas y Hernán Darío Botero quienes pasaron al Orgullo Antioqueño que actualmente disputa el título de la Vuelta a Colombia. Eso es lo que hacemos, promocionar, sacar y enseguida esperar que los grandes se los vayan llevando”.
Pero esto no es como el fútbol que el club en donde se ha formado un jugador recibe un porcentaje importante luego de su paso a otro más grande. En este caso al Rionegro no le queda nada. ‘El beneficio que nos da es de satisfacción, mi Dios le pague y hasta luego. No queda un solo centavo”.
Según Rivera, el tema se habló en un comité con la Federación Colombiana de Ciclismo, “tuvimos una charla con ellos y tiene que quedar reglamentado por Coldeportes y la Federación para tener un contrato de derechos de formación deportiva y así poder seguir haciendo el trabajo de promocionar y sacar a equipos nacionales y también a internacionales”, explicó.
Así mismo, ratificó que en el equipo todos corren sin recibir un peso como sueldo, “por ejemplo, acá tenemos un norteamericano (Coulton Hartrich) quien se paga los pasajes y acá viene a correr gratis, los de Cundinamarca, gratis, incluso a unos de ellos les tocó aportar algo y los del oriente antioqueño, también gratis, todo lo hacen por promocionarse”, contó.
Correr por amor y no por dinero
Como Daniel y Alexander, los demás corredores que participan en la Vuelta a Colombia creen que es una gran oportunidad que no todos tienen en el ciclismo nacional. Además, agradecen que cuentan con uniformes, alimentación y buenos hoteles.
Sin embargo, creen que lo único que falta para que su equipo sea perfecto es que les paguen. “Es un equipo que está empezando y no hay mucha plata para los ciclistas. A veces por ahí nos dan alguna cosita para el bolsillo, pero es muy poco. Lo bueno es que acá tenemos un trampolín para saltar a otro equipo más grande”, dice Gil.
“Es lo único que falta para ser profesionales de verdad. Aunque no nos falta comida, acompañamiento y apoyo, sí nos falta esa parte lucrativa. Que cómo hacemos para vivir, pues, el apoyo de la familia es el que lo hace a uno competir. Hay algunos que trabajan después de los entrenamientos para poder sostener las bicicletas y todo lo que requiere el ciclismo”, explicó Estrada.
Pérez cree que Daniel y otro corredor llamado Carlos Orozco son los dos prospectos más grandes del equipo, “ellos perfectamente podrían ir a otro equipo la próxima temporada. Ojalá les den la oportunidad de surgir a ellos que son jóvenes y tienen todo por delante y que todos se den cuenta de que el ciclismo necesita ayuda para manejar toda la logística y lo económico porque es un deporte caro”.
Daniel sabe que es de los más talentosos y eso lo llena de responsabilidad. Sus actividades diarias son pedalear y soñar. Ninguna puede ir sin la otra. Las dos necesitan alimentarse para que las jornadas no sean tan duras y para evitar que el desánimo llegue a acompañar cada entrenamiento o competencia.
“El ciclismo es un deporte muy bueno que aleja a los jóvenes de los vicios que necesita de dedicación. Yo lo hago por puro y físico amor y por tratar de salir adelante. El ciclismo es un sufrimiento agradable”.