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Resulto fácil por el fútbol flexible que impuso Nacional para blanquear cuatro a cero al Deportivo Pasto. Los veinticinco mil espectadores apreciaron las distintas facetas de Nacional en su juego. Comenzó explorando con centros permanentes de Alcatraz García para el cabezazo de Jefferson Duque. Casi siempre ganaron los defensas centrales pastusos, con lo cual hubo un cambio inmediato de plan de juego.

Macnelly Torres empezó a buscar en pases hacia la zona de Chará, quien demostró ser capaz de jugar para un compañero como ocurrió con el gol de Duque. Después, recibió pase de Torres, definió Chará con calidad y el mismo Duque estableció un tres a cero. Marcador largo y a favor, cuando faltaban aún 45 minutos.

A todas estas, el panorama que era preocupante para el Pasto. Tan pronto comenzó el segundo tiempo, vino el cuarto gol y pare de contar. Ahí Nacional aflojó su presión, puso a circular la pelota como si reservara energías, pues al fin y al cabo no se veía necesidad de ir por más goles. Después Macnelly, el mejor del campo, dejo su puesto al venezolano Guerra, Duque permitió la entrada de Ruíz y así se fue la fiesta verde.

Si se sentía desazón en parte de los hinchas, por vez primera, creo que Nacional encontró el camino con un juego flexible o un plan de juego con diferentes matices. De los centros vistos en el principio, se pasó a un juego con un director de orquesta, que Macnelly supo asumir con personalidad y claridad.

Los últimos 40 minutos dieron paso a un fútbol recreativo, con lo cual los hinchas vieron a un equipo capaz de implementar distintos planes de juego de acuerdo a las circunstancias y a la oposición del contrario.

El arquero Nelson Ramos recibió en lo que va del torneo dos palizas. Cinco goles en uno y cuatro ahora, sin que fuera necesariamente su culpa. Por eso el puesto de arquero es ingrato y de nada valen los años de experiencia.