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Bogotá

No resultó este primer juego de la final un gran partido entre Cali y Medellín. Los equipos parecían cansados, sin ritmo por momentos. Una etapa inicial con el Cali imponiendo condiciones y dando sensación de aprovechar el retraso tempranero de las líneas del rojo paisa. Llegó el gol en una confusa jugada y donde Marín cambió la trayectoria al remate de Preciado y no ofreció chance alguno al portero paraguayo Silva.

El asunto fue totalmente distinto en la complementaria. Medellín le "quitó" la pelota al Cali y fue tanto así, que Hechalar tuvo dos opciones de gol para pensar el empate. Pero me dio la sensación que el Medellín estaba tranquilo mientras perdiera por apenas un gol de diferencia, como ocurriría al final. Además, cuando salió lesionado Caicedo, sorprendió el ingreso de otro defensa, Pertuz, dando a entender Leonel que con Hechalar y Pérez, podía estar aproximándose al gol.

Capítulo aparte merecen los llamados jugadores-organizadores. Ni Marrugo de flojísimo partido, se fue con tarjeta amarilla y sin ningún aporte claro. Candelo se fue esfumando del juego y desaparecieron sus pases en profundidad y el joven Roa, quiso jugar apelando a sus condiciones técnicas, que las tiene, aunque sobre actuado. Una de más y con poca colaboración para la zona de volantes. Por su juventud se le podría perdonar. Creo que es el caso de esos jugadores indolentes, que solo trabajan si la pelota le llega, sino no…

Por este detalle es probable que el partido en largos pasajes resultó soso. Porque quedaron los equipos dependiendo de jugadores-entusiastas, de otro estilo sin poder marcar diferencia.

Visto el resultado de apenas 1-0, el Medellín se puede dar por bien servido. La serie está por supuesto abierta y el domingo sonará la campana. Candelo, Marrugo, Caycedo, Roa, quedaron en deuda y comprometidos a la recuperación.