Llovieron y…
Sí, llovieron cantidades de centros al área menor del Emelec y de ahí que la presencia de Velázquez y un poco más tarde de Duque, para intentar sorprender al buen arquero visitante, quien figura en la lista de Ecuador para la Copa América. Y resultó ser Alexis Henríquez quien ilusionara a la parcialidad Verdolaga al ubicar precisamente un cabezazo tras un centro de Copete.
Nacional comenzó buscando por los costados abrir el sistema defensivo de Emelec. En ese primer tiempo Berrío, bien "alimentado" por los pases en profundidad de Henríquez intentó cumplir con su misión. En cambio, a Copete le costó muchísimo superar a su marcador y nada aportó y mucho menos Valencia jugando como especie de volante sin condiciones para ello.
Es más, en esa etapa inicial Camilo Vargas resolvió bien los mano a mano y Farid Díaz, le imprimía velocidad a sus pases, cargados especialmente hacia a la izquierda.
Como siempre ocurre, la expulsión de Quiñonez, merecida y justa no significó nada como ventaja, pues solamente reforzó los planes defensivos de Emelec, que montó un esquema para aguantar y esperar. Le salió bien, porque Nacional intentó, buscó inundando de centros la zona próxima del arquero rival. Y nada consiguió. Ni siquiera el ingreso de Yulián Mejía para recurrir a un jugador con sentido creativo.
Los ecuatorianos se apegaron a su libreto defensivo sin preocuparse mucho de Camilo Vargas y con eso lograron arrimarse a la etapa de cuartos de final. Juan Carlos Osorio aún no consigue saber cuál es la mejor formación de Nacional. Le da chance a muchos jugadores, sin caer en cuenta que lo primero es encontrar la línea titular e ignorar la mala cara que siempre tienen los suplentes. Ese aguacero de centros, vía escogida para conseguir la clasificación, se encontró con el estupendo paraguas de Emelec.