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La plata no garantiza la felicidad, aunque se asegura que sí ayuda. En el fútbol nuestro está pasando algo curioso. Los planteles que más pagan a sus jugadores, Nacional, Millonarios, Junior, sufren de verdad para ganar últimamente. Recibí un correo desde Popayán, firmando solo Gonzalo, sobre este caso.

No podía compararse nunca la nómina de Nacional con la de Cortuluá. Ni en jerarquía de sus jugadores y mucho menos en los salarios. Pero equipos como Cortuluá, Alianza Petrolera, el mismo Envigado ganan porque sus jugadores se olvidan del sueldo al momento de jugar y corren y luchan y marcan y anticipan y están atentos al juego en sí mismo. Los de Nacional, los de Millos, los de Junior, ganan mucho y no es culpa de ellos. La culpa es de quienes los contratan, sobrevalorando sus condiciones, pero excluyendo métodos de control y de exigencia. Los bien pagados consideran que van a ganar de camiseta, de cuento y por eso pierden. Miran por encima del hombro a los rivales pobres y allí claudican. En eso a los equipos mencionados les falta lo que se llama jerarquía. No están ni mucho menos a ganar todos los partidos, porque equipos invencibles no existen. Sí deberían tener más profesionalismo, porque pueden perder, entregando todo lo que tienen. Y no como se está viendo.

Otro correo fue el de mi amigo Pascual Gaviria, columnista de El Espectador. Se dio a la tarea de construir el promedio de edad de los equipos de hoy. Sorprende el caso de uno de los líderes, Envigado, con una edad de 23 años en su grupo. Cali está por 24 años y Santa Fe está por los 27 años. Con esa edad, están casi obligados a correr sin respiro, a imponer el ritmo. La cadencia, la lentitud para moverse en el terreno de juego, pertenecieron a épocas lejanas. Claro que uno extraña las jugadas y el manejo de balón de aquellos jugadores lentos.

En conclusión uniendo las dos inquietudes de los lectores, con lo que pagan hoy en día y con la juventud como aliada es imperdonable que se vean equipos deambulando por la cancha. La plata no es todo en el futbol. Es lo mismo que juntar tres goleadores creyendo que el equipo será una aplanadora. Existen excepciones como es la delantera del Cali.