Hernán Peláez

Rara profesión

Hernán Peláez Restrepo
Bogotá Actualizado a

Controlar y aconductar jugadores profesionales es una profesión de siempre y paralela a la misma actividad de ser técnico. Dos ejemplos recientes así lo demuestran, sin importar si son buenos jugadores o apenas trabajadores de fútbol. Porque estos últimos rinden quizás mucho más que los grandes artistas, porque son conscientes de sus limitaciones y alcances. El grave problema es que los técnicos deben construir una mezcla de ambos para ejecutar un buen proyecto.

Luis Quiñones es un conflictivo delantero, que tiene algunos chispazos y con incapacidad para convertirse en un profesional. Ya en su paso por el Junior, salió por la puerta de atrás y a "sombrerazos" porque se metió a redes sociales a llorar a la distancia de su Deportivo Cali. Costas que tiene buen ojo y lo demuestra por donde pasa, le otorgó oportunidad para jugar con Morelo o Páez .Lo tenía en cuenta y de un momento a otro resolvió quedarse en Cali o quién sabe dónde. No hay que rogarle y si se marcha peor para él. Al menos su irresponsabilidad con el grupo de jugadores le bloquearía el posible perdón.

Además, un jugador de Sao Paulo, el argentino Centurión, después de jugar partido de Copa Libertadores contra San Lorenzo, recibió permiso para estar un día más en su ciudad. Lo cierto es que lo "pescaron" en una discoteca, perdió el vuelo de regreso y se va de multa. La diferencia con el caso de Quiñones es el precio pagado por el pase y en eso Sao Paulo, quiere proteger su inversión. En lo de Quiñones no hay necesidad. Que se proteja él solo.

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Esta profesión de técnico de fútbol es una veleta al viento. Los resultados la controlan y poco importa a veces si sabe o no. El fútbol está saturado de teóricos. Lo complicado es conducir bien la condición humana tan disímil en grupos grandes -25 jugadores- y saber "apretar o aflojar" como pasa con los hijos.

Finalmente, Wanderley Luxemburgo, salió a una rueda de prensa con un esparadrapo en la boca, protestando por una sanción y renegando de la dictadura en el fútbol. Otra faceta de esta profesión. Defensores de la democracia. Por eso Osorio y Pimentel se enzarzan en peleas ridículas, cuando bien saben que los árbitros hoy te quitan y mañana te regalan.

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