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Selección Colombia | Misión 2015

Una forma de ganar: el método Pékerman en la Selección

José Néstor Pékerman inicia una nueva etapa al frente de la Selección. Las Eliminatorias a Rusia y la Copa América, sus principales objetivos.

José Néstor Pékerman inicia su cuarto año al frente de la Selección Colombia.
EFE

Del que gana no se analiza nada y al que pierde nadie lo felicita. La frase es de José Néstor Pékerman quien difiere del fútbol que se mide solo por los resultados. El argentino es un técnico que le apuesta a los procesos, al trabajo minucioso, a la mística y a un estilo que potencia las condiciones de sus jugadores en la cancha. En tres años con la Selección Colombia ha tenido más buenas que malas y su método permanece.

La previa. La fatalidad de los penales marcó un adiós doloroso. El 30 de junio de 2006 la Selección Argentina se despidió del Mundial después de que Cambiasso y Ayala erraran sus cobros frente al local. En el banco, Pékerman maquinaba su propia partida, de nada sirvió que el presidente de la AFA, Julio Grondona, le brindara su apoyo. Sentía que no había cumplido. Una razón suficiente para marcharse. Es un hombre de principios.

Timing. La eliminación en Alemania fue un golpe tan duro que lo mantuvo alejado de las canchas -nunca del fútbol- durante cuatro años. Lo buscaron de muchos países, le ofrecieron grandes sumas de dinero, pero siempre se negó. Dirigir un equipo sudamericano significaba enfrentar a su país -algo que no estaba en sus planes- y aceptar una selección al otro lado del mundo habría sido traicionar sus principios. José está convencido de que no se trata solo de fútbol, hay que conocer la cultura de los entrenados. Solo de esa forma los conceptos se convierten en una manera de ganar.

Reglas claras.Pékerman ha negociado dos veces con la Federación y siempre ha sido noticia. Su llegada se anunció el 5 de enero de 2012, tras una cumbre en Miami en la que el entrenador dejó claras sus necesidades. Además del salario, concilió una serie de condiciones que le permitieran trabajar tranquilo. Después del Mundial volvió a ponerle suspenso a la relación. Se tomó tiempo para pensar, pidió mejoras en temas logísticos y de preparación de la Selección.

Intimidad. Las normas también han sido para los medios. El técnico no da entrevistas exclusivas, la Federación es la única autorizada para dar noticias y los jugadores no tienen permitido hablar con los periodistas mientras están concentrados. Se acabaron los escándalos y los rumores. Lo que pasa al interior del grupo se atesora.

Trabajo. Durante el Mundial James, Ospina y Yepes siempre hablaron del plan del profe. Antes de cada partido, Pékerman le entregaba a cada uno -algo así como- un resumen de lo que iban a encontrarse y lo que esperaba de ellos en la cancha. Todo detallado y personalizado. En la concentración hay arenga, pero también estudio. Preparación absoluta para enfrentar los caprichos del fútbol.

Preparación. Jugadores y colaboradores confirman que parte del éxito de Pékerman está basado en el control de los detalles. Al estudio riguroso del rival –sin importar su historia o palmarés-, le suma el análisis de un sin número de variables. Para el argentino, el lugar de entrenamiento, la alimentación, el clima, los tiempos de desplazamiento y por supuesto la fortaleza mental también juegan… El fichaje del sicólogo Marcelo Roffé en Brasil 2014 así lo confirma.

Equipo. No trabaja solo. Uno de los cuestionamientos a su llegada fue precisamente el gran entourage de argentinos que lo rodea. Los resultados le han dado la razón. Su equipo de trabajo tiene funciones específicas en lo futbolístico: Urtasún, encargado de la preparación física; Lorenzo –su mano derecha-, al frente de la defensa; Garabello, dedicado a los mediocampistas; Wainer, consagrado al estudio de los rivales; Camps, guiando a los delanteros y Eduardo Niño, al lado de los porteros.

Sentimiento. José convirtió al equipo en una familia y ese es un elemento que juega tanto en el camerino como en la cancha. No hay rotación, pero sí convicción de que titulares y suplentes son parte fundamental del proceso. Mondragón esperó y Pékerman, como hombre de códigos, le dio la oportunidad de hacer historia en el Mundial. Un momento tan emotivo como inolvidable para los fanáticos del fútbol y los jugadores.

Además de método, Pékerman contagia ilusión.