Alemán
En cuestión de cinco minutos Alemán trajo neblina y bruma al futuro de Nacional en la Copa Libertadores. Entrando a desglosar lo que paso en el choque con Barcelona de Guayaquil, queda clara la fragilidad del sistema defensivo del local. Parece que el experimento de tres defensas fracasó, porque quedan boquetes, espacios muy grandes y si los rivales son rápidos -como Esterilla- e inteligentes -como Sergio Blanco-, el asunto bordea la debacle.
En el primer tiempo Nacional fue mucho más que el visitante, excesivamente prevenido en defensa y en una sola maniobra consiguió el empate. Nacional, conducido por su mejor jugador: Yulián Mejía, tenía el control del juego. Mejía estrelló temprano un tiro libre en la base del poste. Después buscó a Ruiz con un pase profundo que este desaprovechó y sirvió un tiro de esquina con su izquierda que encontró el cabezazo de Palomino para compensar la bronca en tantos tiros de esquina que le habían costado goles a Armani... Por supuesto que recibir dos goles en el arranque de la complementaria produjeron desespero, enredo y ni siquiera los cambios consiguieron su objetivo de equilibrar el partido. Cuando Yulián consiguió el segundo gol, quedaban minutos para pensar al menos en el empate, pero jugar de manera atropellada con Zeballos y Copete perdidos durante los noventa minutos, no llevaron a ningún destino cierto.
Nacional perdió, jugando bien la inicial, aunque olvidó sostenerse en eso para la complementaria. Jugando mal es lógico perder. Algún día jugando mal se podrá ganar, pero son pocas las probabilidades.