Costas y sus golpes de efecto
Diciembre 6 de 2014. Santa Fe acababa de perder 1-0 con Once Caldas en El Campín y la ventaja que había conseguido con dos victorias en las primeras fechas de los cuadrangulares semifinales se agotó. La ilusión con que comenzó esa rueda inicial se confundió con las cuentas de calculadora que los hinchas empezaron a sacar a la salida del estadio, frente al próximo rival: Atlético Nacional en Medellín.
Tres meses después la sensación se acerca lo que pasó en esa noche. Atlético Mineiro tomó aire con el triunfo que le dio el gol de Lucas Pratto y apretó la tabla del Grupo 1. Los brasileños quedaron a tres puntos del rojo, al que enfrentarán el 9 de abril en Belo Horizonte.
Una anécdota quedó después de lo que pasó ante Once Caldas. Ya campeón de Colombia, Gustavo Costas le contó al corresponsal de El Espectador en Buenos Aires que para ese partido sintió que debía dar un golpe de efecto a sus jugadores que no venían bien.
“Quise hacer reaccionar al plantel. Cambié los leggins, me puse un traje y les dije que así me había vestido porque de acá nos íbamos a la final".
No se dio en ese partido, pero días después Santa Fe dio cuenta de su jerarquía cuando venció a Nacional en su estadio, pasó la final y levantó la Copa.
Es el momento de que Costas haga reaccionar a este Santa Fe que completó tres partidos seguidos en Bogotá sin marcar gol y que ante los brasileños lució apático, nervioso, sin concentración, al que le falta definición. El plantel debe revivir ese fuego sagrado que lo impulsó a dar la vuelta olímpica al final del 2014.
Solo un golpe de autoridad en Belo Horizonte servirá para demostrar para qué está el equipo en esta Copa Libertadores.