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Tan pronto terminó el primer tiempo de Cali y Junior, los jugadores de uno y otro lado fueron a pedir explicaciones al arbitro. Cuando eso sucede es que el hombre esta nervioso y termina cayendo en la trampa de hablar, explicar y ahí comienza a perder el control. Es probable que en el intermedio alguien lo haya llamado para hacerle caer en cuenta del nerviosismo que lo estaba traicionando. Mejoró para el segundo tiempo y pescó a Bareiro en dos penas máximas claras. Lo cierto es que el balance es este: Juego fuerte, cuatro tarjetas rojas (Celis, Toloza, Bareiro y Santos Borré), muchas amarillas, muchas botellas de vidrio y envases de metal, cuando siempre se advirtió que a los estadios debe entrar la cerveza, para ser expendida en vaso plástico .Es un remedio menor, porque educar al publico no es fácil. Al publico-fanático, pero alguien debe hacerlo.

Ahora bien, el Junior jugo buen partido, con dos BALUARTES que soportaron el empuje, muchas veces desordenado del Cali, encabezado por Yerson Candelo y Cabezas y ni hablar de Palacios. Los destacados fueron SEBASTIÁN VIERA y MACNELLY TORRES, que jugó un partido como aquellos buenísimos en el Cúcuta Deportivo. El arquero sacó lo que mas pudo y el volante organizó al equipo, que curiosamente no dejo salir al ataque a los laterales Velez y Dominguez. Como si la idea de Alexis Mendoza fuera armar primero buena defensa y buscar algún contragolpe con Toloza. Casi le funciona, porque perdio el partido en el ultimo minuto.

Partido con más drama, lucha, entrega y eso sí: cinco goles. Ganó el Cali 3-2, que continúa, como tantos equipos sufriendo en el sistema defensivo. Casi siempre los goles que recibe ocurren por falta de coordinación defensiva, mas que por genialidad del contrario. Espero que el Pecoso Castro converse con el joven Santos, quien debe aprender que no todo se lo van a pitar a favor. El rollo vendrá ahora cuando llegue el voluminoso informe arbitral. Esto, si lo escribe con fidelidad a los hechos vistos...