A veces los calendarios de los torneos de fútbol entrecruzan caminos que si se miran con lupa, disparan distintos enfoques para un cubrir un partido. En este caso, el sorteo programó Nacional – Estudiantes de La Plata por el Grupo 7 de la Copa Libertadores . Primero en Medellín, después en Argentina.
En el medio, un protagonista. Alguien que vistió las dos camisetas. José Luis Brown defensor central argentino de 57 años que jugó en Estudiantes de 1975 a 1982 y con el verde de Medellín de 1983 a 1984. Un personaje de lujo que además fue campeón del mundo con Argentina en 1986.
Uno de los 54 futbolistas, que además ha hecho goles en la final del Mundial. Un tipo querible, muy amable cuando se le consulta por teléfono desde Bogotá por su pasado en nuestro fútbol, al que valora y recuerda con cariño.
Lejos del divismo de estos tiempos, atiende sin problema las preguntas y va más allá. Se extiende en anécdotas. Recrea historias. Su gol a Alemania . Su lesión en un hombro en plena final y cómo hizo para seguir jugando consumido por el dolor.
En la casa campestre de su pueblo en Argentina atesora dos objetos por los que cualquier futbolero, incluidas estrellas de grandes equipos europeos y selecciones, daría la vida: una foto que registra el beso que le estampó al trofeo más importante del futbol y la medalla dorada que lo certifica. Dos cosas que los sueldos millonarios que a veces los vuelve arrogantes, aún no pueden pagar.