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Hernán Peláez

Una cosa es…

Actualizado a

Estoy por creer que “El Pecoso” Castro tenía razón cuando resolvió ser camillero. Porque ante la lentitud de camilleros en Ibagué y la paciencia del juez Pontón, el partido parecía congelado.

Así que o los árbitros o los encargados del servicio de salud se pellizcan o continuamos asistiendo a esos espectáculos tristes.

Pero el Tolima ganó bien, aprovechando el desorden de Millos que sólo vino a acelerar, cuando ingresó Mayer Candelo y eso que había sido expulsado Reina, quien reaccionó mal ante rivales, porque el juez no le sancionó una falta en su contra. Esta vez el circuito Reina, Insúa, Silva, no operó como lo venía haciendo en El Campín. Ahí nace entonces la duda sobre la real capacidad del equipo. Porque en su casa, gusta y gana. Faltaba calibrarlo en plan de visitante y no pasó el examen.

El juez Pontón tendrá todavía que dirigir por lo menos doscientos partidos más, para que aprenda a aplicar lo de la pena máxima. En gracia de discusión el sancionado a favor de Tolima fue por su propia apreciación y se respeta. Ignoró en el área del Tolima un agarrón claro y enviando al suelo a Román Torres. Es imperdonable, porque a los árbitros siempre se les ve haciendo señas y musarañas advirtiendo que van a sancionar los agarrones entre jugadores, cuando se cobra un tiro de esquina y no quiso pitarlo.

Al Junior le pasó lo mismo que a Millonarios. Vino a Techo para averiguar si el equipo es competitivo jugando por fuera de El Metropolitano. No pudo, lució desteñido, sin tener un juego claro y punzante.

Por eso digo en el titulo...UNA COSA ES JUGAR EN CASA Y OTRA BIEN DISTINTA POR FUERA...solo cuando se gane adentro y afuera, cualquier equipo va ganando confianza en sí mismo y cimentando mejor futuro.