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Se sabía, y no había espacio para las equivocaciones, que el Once Caldas no iba a poder superar al Corinthians en esta primera fase de Copa Libertadores. No por capacidad, sino por el mal momento futbolístico del equipo que orienta Flabio Torres. Está totalmente desequilibrado, para no utilizar la palabra desvencijado, muy fuerte por lo demás en este caso. En las últimas cuatro salidas recibió nueve goles y solo estuvo en el ataque con dos anotaciones. Es decir tiene una altísima diferencia en lo que llaman el agregado de goles.

El Corinthians sin exigirse a fondo, y no digo que estuvo entrenando, tomó el partido como correspondía. Sin afanes, tocando la pelota, haciendo en todo el campo las triangulaciones que siempre resultan difíciles. No hubo roces, casi una resignación del local, que tuvo a Johan Arango como su mejor valor y quien encontró premio con un gol bien elaborado. No se notó un Caldas agresivo, peleador, porque el equipo necesita urgentemente un autoexamen en todos sus jugadores para enderezar el camino. Solo ellos y eso está probado en el futbol, son los responsables y los llamados a sacar al equipo de esta olla futbolística

Otra novedad de esta avalancha de futbol entresemana, fue la actuación de Juan Guillermo Cuadrado. Estuvo desde el comienzo, pero note que Willian, el brasileño, supuestamente el llamado a organizar el juego, recargó casi siempre hacia la izquierda la salida del equipo, mientras Cuadrado estuvo por la derecha. No quiero decir que deliberadamente lo ignoró, aunque para un buen observador como lo es Mourinho, sería importante que le diera instrucciones claras a Willlian y sobre todo democráticas: jugar a la izquierda y a la derecha...