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Bogotá

No sé si el empate con Argentina nos alcanzará para buscar los premios que otorga el Sub 20 de Uruguay. Lo que sí sé es que apunta de empates no llegaríamos y es necesario tener como objetivo claro una victoria en la próxima salida para cuadrar la caja de los puntos. Es cierto que el juez no aplicó sanción en dos jugadas que daban para pena máxima, más allá de haber sancionado una como correspondía, que nos dio ventaja y la esperanza de los tres puntos. Pero también se sabe que en el fútbol que es inútil reclamar lo que el juez no vio o no quiso ver.

La Selección actuó mucho mejor que en el primer partido. Tuvo mayor disposición y manejó con buen criterio el balón. El problema grave de este grupo y referido a quienes están adelante es la indecisión, empezando por Santos Borré que no se atreve a rematar cuando tiene todo para hacerlo. Siempre quiere una jugada de más y allí permite el cierre oportuno de los rivales. Porque se dieron aproximaciones en favor de Colombia, aunque por temor u otra razón las desperdiciamos. Carecemos de atrevimiento.

El rival también jugó y lo hizo bien dentro de sus posibilidades. Su goleador Simeone resultó bien controlado y por pasajes nuestra Selección, que había recargado mucho el juego sobre el lateral izquierdo, supo además contar con buenas acciones para el contragolpe, palpándose allí ese vacío en definición, que no resulta fácil de aprender.

A veces se quiere, como se notó con Santos Borré, pero no se puede. Por eso hoy en día quienes más valen en el fútbol -hablo del costo de trasferencias- son los goleadores. Hay que buscarlos con lupa. El triunfo en la siguiente presentación es la única clave. Lo demás sobra.