Una de las obras más esperadas en Colombia: el Túnel de Oriente y la gran inversión necesaria para empezar su segunda fase
Con recursos asegurados y un 12 % de avance, la ampliación de la megaobra víal promete reducir la congestión y potenciar la movilidad en Antioquia.


El Túnel de Oriente, inaugurado el 15 de agosto de 2019, se consolidó como uno de los proyectos de infraestructura más importantes del país, al conectar el Valle de Aburrá con el aeropuerto José María Córdova en Rionegro y reducir el tiempo de viaje de hasta hora y media a tan solo 45 minutos.
Con sus 8,2 kilómetros de longitud, es el segundo túnel vehicular más largo de América Latina. Sin embargo, el tráfico ha superado las proyecciones iniciales, pasando de 20.000 a cerca de 40.000 vehículos diarios, lo que ha acelerado la necesidad de ampliar su capacidad.
La segunda fase de esta megaobra contempla la terminación del túnel Santa Elena 2, de 8,2 kilómetros, y la construcción del nuevo túnel Seminario 2, de 780 metros. También se sumarán 4,5 kilómetros de viaductos y vías a cielo abierto, un segundo viaducto en Sajonia y la ampliación de accesos como la vía Loreto, mejorando la salida hacia Las Palmas.

Un proyecto con cierre financiero asegurado
El cierre financiero de la obra fue confirmado recientemente con una inversión total de 1,8 billones de pesos, de acuerdo con información publicada por Odinsa Vías. De acuerdo con la empresa, estos recursos no sólo permitirán ejecutar todas las intervenciones previstas, sino cubrir obligaciones previas de la primera etapa.
El financiamiento cuenta con el respaldo de Bancolombia, Grupo Aval, la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) y Davivienda, e incluye un componente de crédito sostenible certificado a nivel internacional, reforzando el compromiso con el medioambiente.
Actualmente, la construcción presenta un avance del 12 %, enfocado en cimentaciones para los puentes Sajonia 2 y Bocaná 2, así como en procesos de gestión social y ambiental. Las autoridades estiman que la obra estará lista en un plazo de tres años y medio, por lo que su entrada en operación podría darse a mediados o finales de 2028.
La segunda fase del Túnel de Oriente generará más de 2.000 empleos directos, impulsando la economía local y regional. Además, incorpora políticas de eficiencia energética, medidas de protección ambiental e inversión social en las comunidades vecinas, buscando un desarrollo integral que vaya más allá de la infraestructura.
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Con la nueva calzada en funcionamiento, se espera que el flujo diario de vehículos alcance los 50.000, fortaleciendo la conectividad entre Medellín, el Oriente antioqueño y el aeropuerto. Esta ampliación se enmarca en una estrategia de alianzas público-privadas, que ratifica la importancia del sector privado en la construcción de obras estratégicas para el país.
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