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Deportivo Cali

Aquivaldo se desahoga: “No vine al Deportivo Cali a robar”

El defensa de los ‘azucareros’ concedió una entrevista exclusiva a AS Colombia. “Me parece muy mal el trato que le dan a Yepes”, comentó. También habló de su niñez.

CaliActualizado a
Aquivaldo Mosquera, defensa del Deportivo Cali
Héctor Fabio GruessoAS Colombia

Cada necesidad que tuvo Aquivaldo Mosquera desde su niñez, fue asumida como una oportunidad para su vida, desde que su mamá con admirable disciplina lo llevaba a realizar sus primeros entrenamientos; desde que asumió con gracia y valentía el tener guayos incómodos, apretados; desde que debió fortalecer la habilidad de un costurero. El antioqueño reparaba con entusiasmo sus desgastados pero valorados instrumentos de trabajo.

“En ese entonces decían que tenía pie de gamín, me servían todos los guayos, desde el más pequeño hasta el más grande (risas). Un vecino, recuerdo que se llama Jorge, me regaló un par de guayos, y me duraron mucho tiempo, a punta de remiendos y betún; eran muy pequeños y ya te podés imaginar cómo terminaban mis dedos, no me quedaban apretaditos, eran apretadísimos. Tenía 12 años, pero es como si lo estuviera viviendo, es lindo recordar esos momentos. Yo mismo remendaba los guayos, tenía una aguja capotera, era muy chistoso”, rememoró el defensor central antioqueño.

Por esas carencias de su niñez, actualmente, en la abundancia, tiene una colección de guayos, en un museo en su casa, en Medellín; guarda cuidadosamente las camisetas de los jugadores más representativos a los que ha enfrentado durante su fecunda carrera, entre ellas, una del camerunés Samuel Eto’o. “Le pedí la camiseta durante el partido, en la primera jugada que lo marqué”, cuenta entre risas. En el Deportivo Cali vive un penumbroso momento, pero Aquivaldo confía en que celebrará, como lo hizo con Atlético Nacional, con los mexicanos Pachuca y América, y con el español Sevilla, como lo hizo en todos los equipos en los que jugó, en todos salió campeón.

Creció la ilusión de los simpatizantes del Deportivo Cali, cuando se presentaron los refuerzos para la presente temporada. Sin embargo, no se ha podido conformar un equipo…

“Obvio. Se me hizo bonito poder venir a aportar a una persona que respetamos mucho, por todo lo que hizo en su carrera profesional. Somos profesionales, venimos a trabajar, lastimosamente no se ha dado lo que nosotros queríamos y lo que la gente quiere. Seguimos trabajando, nunca bajamos los brazos, sabemos que hay ocasiones en que las cosas no salen bien y la única forma de revertir todo eso, es trabajando”.

Es cierto que luego de que se desvinculó del Pachuca, la pasada temporada, ¿pensó en dejar el fútbol?

“A uno se le pasan muchísimas cosa por la cabeza, piensas en la familia y en que ya llevas muchos años viajando, en concentraciones, pero esta es nuestra profesión, lo que amamos y sabemos hacer. Luego se dio la oportunidad de poder venir al Deportivo Cali, y todavía estoy ilusionado. Seguro que las cosas van a salir bien, solo que cuando vuelves a tu país, es un fútbol nuevo y las cosas no son tan fáciles como mucha gente cree, hay que adaptarse. La gente está en todo el derecho de desesperarse, porque quieren al equipo, sin embargo, nosotros estamos firmes para sacar todo esto adelante. Cuando llegué lo dije, ‘soy ganador’. Reconozco que no he dado lo que la gente espera y yo también espero, pero me he estado preparando para poder dar lo mejor”.

¿Se siente incómodo por el momento que está viviendo?

“Me incomoda, porque a mí me gusta estar jugando. Este tiempo me ha servido para prepararme muy bien y cuando se presente la oportunidad, voy a dar lo que siempre he dado y quiero dar”.

¿Dicen que está pasado de kilos?

“Entiendo que cuando las cosas no andan bien, hay mucho por decir”.

El no clasificar a la serie final, supondría un déficit económico para la institución, luego de la onerosa inversión en contrataciones…

“Por supuesto, en eso estamos claros, lo tenemos bien presente. Siempre decimos que hasta que no estemos muertos, no podemos bajar los brazos. No tenemos un pensamiento diferente al de la clasificación a la liguilla”.

¿Ya ha pensado qué hará luego de que finalice su carrera como futbolista?

“Seguir ligado al fútbol, no tengo claro en qué campo, pero quiero seguir vinculado al fútbol, y gracias a Dios hemos hecho buenos amigos en esta carrera”.

Se sufre mucho como entrenador…

“Sí, por lo menos veo a Mario (Yepes) y es complicado, pero al que le gusta le sabe y hay que tirarse al ruedo en lo que a uno le gusta”.

¿De qué habla permanentemente con Yepes?

“Hablamos poco, no es que seamos los súper amigos, como mucha gente piensa… Por lo que ha sucedido, todas las críticas van hacia él, pero me parece muy mal el trato que le dan, porque él no vino a robarle a nadie, está en crecimiento como técnico y debería de haber un poco más de apoyo”.

Por cierto, ustedes tienen una condición económica estable como para pensar en ‘robar’…

“Esto no se trata de ‘robar’, nunca he pensado en eso, si lo hiciera, sería un mediocre. Vengo a trabajar porque desde niño es lo que me gusta, no me gusta perder, y no estoy feliz en la banca, a mí me gusta estar en la cancha, y si me tienen que gritar, lo acepto, pero yo no vine a robar nada. Jugué muchos años en el exterior y gracias a Dios tengo las cosas claras. Vine al Cali porque es una institución muy linda y el equipo merece estar peleando en los primeros lugares”.

¿El fútbol y la vida le dieron más de lo que deseaba?

“Estoy muy agradecido con Dios y con la profesión. No tengo porqué quejarme. Gracias a Dios mi carrera ha sido linda. Fui a donde quise y salí campeón en todas las partes, solo falta con el Cali. Estoy muy agradecido con la vida, a todo mundo no se le da la oportunidad de tener una carrera como la mía. Uno nunca piensa que va a llegar tan lejos, quería jugar en Europa, además, aprendí mucho en México, estuve en la Selección, fui campeón”.

¿En qué momento se convenció que el fútbol sería su proyecto de vida?

“Con tres amigos decidimos meternos a una escuela de fútbol (Semillero Miranda), nos íbamos en bus, batallábamos con los guayos, era difícil cuidarlos, todos los días dándoles ‘palo’. Mis dos amigos no quisieron seguir, pero yo dije ‘esto es lo mío y vamos para adelante’”.

¿Cuántas veces jugó con los guayos remendados?

“Millones de veces, yo mismo los remendaba, tenía una aguja capotera, era muy chistoso. Es bonito acordarse de eso, porque saliste de la nada y ver lo que eres ahora, es algo maravilloso. Jugábamos con guayos ‘Maracaná’. Por eso les digo a algunos muchachos en el Cali que lo importante es el esfuerzo por conseguir lo que se quiere, eso es más importante que tener un montón de dinero, y por eso les digo a mis hijas que ellas lo tienen todo y hay que valorar las cosas”.

¿En qué momento se terminó ese sufrimiento con los guayos?

“Cuando pasé de Semilleros a Nacional, ‘Maracaná’ les daba guayos a todas las divisiones menores, ahí ya pude respirar”.

Por ello, supongo que ahora colecciona guayos…

“Me quedó marcado lo de los guayos, por eso, tengo un montón, de diferentes colores, en una vitrina en mi casa. Guardo hasta las canilleras con la que jugué las finales. Es bonito ver ahora que te patrocinan grandes marcas y te dan toda la indumentaria deportiva”.

Y de las camisetas que intercambió, ¿cuál es más simbólica?

“La de Samuel Eto’o, cuando él estaba en Barcelona y yo en el Sevilla. Es muy significativa, porque lo marqué y es uno de los mejores delanteros que ha habido en el mundo. La otra camiseta que representa mucho para mí es la de Iván Ramiro Córdoba”.

¿Y cómo le pidió la camiseta a Eto’o?

“Solo pensaba que tenía que decirle que me regalara la camiseta, y en la primera jugada que lo marqué, le dije, ‘Eto’o, por favor al final del partido cambiamos de camiseta’ (risas), y él muy buena gente me dijo que sí”.