Las preguntas más sorprendentes de la historia a las candidatas de Miss Universo
Estas son algunas de las equivocaciones que han tenido que enfrentar algunas de las participantes de este certamen internacional.


En medio de las pasarelas donde las luces brillan sobre lujosos vestidos y sonrisas perfectas, la ronda de preguntas se convierte en uno de los momentos con mayor expectativa en las noches de coronación. Diseñadas para revelar la capacidad de relacionamiento, interpretación y conocimientos de las candidatas, estos interrogantes a menudo se convierten en un epicentro de sorpresas, risas nerviosas y debates.
Sigue en vivo la gala de coronación de Miss Universo 2025
Desde confusiones históricas hasta respuestas que desafían la lógica, algunas preguntas han marcado hitos culturales, convirtiéndose en anécdotas virales que trascienden las pasarelas. En este artículo, seleccionamos algunos de los momentos icónicos de Miss Universo que demuestran cómo una simple pregunta puede cambiar el destino de la corona.
Ahora bien, la tradición de interrogar a las concursantes no es nueva. Esta modalidad surgió como una forma de equilibrar el énfasis en la apariencia física con cualidades intelectuales y, simultáneamente, los certámenes han modificado sus propósitos y hasta sus reglas: en la actualidad, por ejemplo, Miss Universo permite la participación de mujeres transgénero y sin un límite de edad.

Las respuestas más icónicas en concursos de belleza
Uno de los casos más recordados a nivel global ocurrió en Miss Universo 1977, cuando Janelle Commissiong, representante de Trinidad y Tobago, enfrentó una pregunta aparentemente simple: ‘¿Qué país del mundo le gustaría visitar durante su año de reinado?’. La respuesta de Commissiong fue tan peculiar que aún en la actualidad genera sonrisas: optó por ‘el Lejano Oriente’, y destacó su industria en auge y su cultura.
Este error geográfico, sin embargo, no impidió su victoria. De hecho, Janelle se convirtió en la primera mujer negra en ganar el título de Miss Universo y, en entrevistas posteriores, atribuyó su equivocación a los nervios a los que deben enfrentarse las participantes de concursos de belleza.
Avanzando hacia la década de 1980, en la presentación de Miss Universo 1981, Dominique Van Eeckhoudt, de Bélgica, protagonizó otro caso icónico. La pregunta era directa y personal: ‘¿Qué deseo pediría sólo para usted y no para el mundo entero?’, sostuvo el entrevistador. En un intento por mantener la compostura, Van Eeckhoudt se rió nerviosamente, tartamudeó y, finalmente, señaló: ‘Quiero la paz mundial’.
En Miss Universo 2012, por ejemplo, Irene Esser, en representación de Venezuela, también fue víctima de los nervios y la confusión. Frente a la pregunta: ‘Si pudiera promulgar una nueva ley, ¿cuál sería y por qué?’, con un un inglés entrecortado, Esser divagó sobre su amor por el surf, las olas y ‘formas de ser’, sin exponer una propuesta concreta. Como virreina, de hecho, su desconexión lingüística alimentó debates sobre el imperialismo del inglés en los concursos de belleza.
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En medio de esta época, en la que la inteligencia artificial se ha convertido en una herramienta clave a nivel global, este tipo de episodios revela que detrás de la corona y en un mundo obsesionado con la perfección, hay seres humanos con derecho a errar.
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