
Miguel Ángel Prieto Pérez

Riquelme le soltó la mano. Mauricio Serna fue despedido de Boca. Se va por la puerta de atrás cubriendo una vez más, como en la cancha, la espalda del ídolo del Xeneize. De su jefe. De su amigo. Siempre leal. Siempre fiel, aunque esta vez, traicionado.

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