Los riesgos de no alternar el poder

El argumento para ello siempre ha sido la poca duración del periodo presidencial, entonces se ha dicho que no debería ser de cuatro años, sino cinco o seis, en fin, ha habido varias propuestas para aumentarlo, pero ninguna ha sido aceptada. La idea de alargar el periodo se debe a varias razones: una, porque siempre señalan que cuatro años son insuficientes para desarrollar su proyecto de gobierno; dos, porque piensan que lo están haciendo muy bien, necesitan dejar un legado y no quieren que otro tire por la borda su trabajo, y tres, porque no quieren soltar el poder.

Sea la razón que sea, argumentos han sobrado para quererlo hacer, pero el tema es que la no alternancia genera una acumulación de poder que ha demostrado no ser sana. Los romanos implementaron un sistema de dictaduras transitorias que utilizaban en momentos difíciles, otorgándole poderes extraordinarios a una persona con el fin de solucionar coyunturas, pero por un periodo corto.

Tal como lo dice Marcos Roitman “el dictador tenía límites, Primero, temporal: no excedía los seis meses; sus actos estaban sometidos a la ley, no podía declarar la guerra, ni imponer impuestos a los ciudadanos romanos y carecía de competencias en la judicatura civil. El poder del dictador derivaba del orden del constitucional republicano”. El caso fue que llegó un señor llamado Julio César, a quien nombraron dictador en varias oportunidades con el objetivo de solucionar diferentes problemas que se presentaban, para lo cual, interrumpían la democracia, o la ponían en pausa, mientras Julio César hacía su trabajo, pero no solo hacía eso, porque también aprovechaba cada oportunidad para ir acumulando poder y organizando todo para llegar a ser un dictador vitalicio, porque tenía sus ambiciones personales y sus objetivos muy claros y precisamente con eso fue que los romanos no contaron. César era estadista, legislador, jurista, excelente orador e historiador, con una destacada habilidad en matemáticas y conocía las técnicas de construcción, además supo rodearse de las personas más capacitadas, contaba con una gran fortaleza física y una rapidez de reflejos que le permitían una destacada actuación en las distintas campañas militares, según cuenta Hans Oppermann.

Este individuo obtenía poderes autoritarios por tiempo limitado hasta que lograra resolver la crisis y cuando eso pasaba, el dictador debía entregar el poder y se restablecía la República, pero César en una de esas oportunidades no entregó el poder y con eso terminaría la rotación de cargos, la cual era de suma importancia en la República, y lo logró gracias al apoyo que obtuvo de buena parte del pueblo romano, también porque César tenía la convicción de que él, con sus reformas, era el único que podía hacer las transformaciones que Roma requería, y porque contaba con el apoyo de las fuerzas militares y la ventaja de tener un Senado débil.

Y fue ahí precisamente donde empezaron las dificultades para Roma, porque César al mantenerse en el poder acabó con la democracia y puso fin a la República Romana. Posteriormente varios senadores se unieron y lograron ponerle fin a la vida de Julio César con lo cual empeoró todo en Roma y tuvieron un periodo de inestabilidad y de guerras civiles. Esto nos muestra las dificultades que puede traer la no alternancia en el poder, sea de derecha, centro o de izquierda. El punto no es la orilla política, sino la acumulación de poder, lo cual puede llevar a la inestabilidad del país y a periodos de violencia.

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