Los campesinos en la quiebra

Desde 2023 la gente del altiplano cundiboyacense está pasando una de las peores crisis de su historia. El verano la tiene azotada desde el mes de noviembre del año pasado, ya van a cumplir un año aguantando heladas, sequía, y comprando comida para los animales y nada que se pueden recuperar. Es doloroso que los compatriotas que producen la comida para todos los colombianos siempre la pasen mal, pero según las cifras del Dane la agricultura es la actividad económica que más aportó al PIB durante el segundo trimestre de este año. Nadie entiende el porqué de esas cifras si durante lo que va corrido del año no hacen sino pasarla mal.

La gente de las ciudades no sabe la dimensión de la situación por la que están atravesando los campesinos del país. Todo inició con las heladas que empezaron en noviembre del año pasado y se alargaron por más de cinco meses, al mismo tiempo se vino el fenómeno de El Niño que supuestamente terminó en junio, pero el verano siguió y está secando todas las fuentes hídricas, llámense reservorios, quebradas, ríos, nacimientos, pozos y demás. Muchos departamentos, siendo Cundinamarca y Boyacá los más afectados, parecen el desierto del Sahara y la preocupación radica en que si el verano se alarga van a empezar a morir los animales y no va a haber leche porque las vacas necesitan agua y pasto fresco para producirla.

Por otro lado, el valor que se paga al productor por litro de leche ha llegado a sus niveles más bajos en muchos años y eso está quebrando a un buen número de pequeños productores que dependen de la venta de ese alimento para vivir. Otra dificultad que padecen tiene que ver con los créditos que tienen con la banca, ya que, al bajar los precios de la leche, también bajan considerablemente sus ingresos hasta el punto de no tener dinero para comprar comida.

Los precios del ganado es otro factor a tener en cuenta. Al haber dificultades para vender la leche y al no tener pasto verde, ese hecho hizo que bajara el precio de los bovinos, ya sean novillas, terneras, o vacas con más de un parto, porque a nadie le interesa en este momento comprar hembras, ya que la leche ha bajado mucho el precio y a pocos les conviene tener animales en levante o en producción. Diferente a los machos, los cuales generalmente son utilizados para carne y esa no ha bajado de precio, antes sube cada vez más.

Los campesinos que siembran avena, pasto, maíz y otro tipo de forraje para el ganado, también se encuentran en dificultades, porque esos cultivos han sido muy afectados por las heladas que iniciaron su segunda temporada en agosto y han arrasado con todos ellos.

Todo lo anterior sumado a los altos precios del concentrado, el heno, el silo, la sal, la melaza, los medicamentos para tratar de evitar que las vacas se caigan por falta de energía y demás suplementos que se utilizan para alimentar el ganado, han hecho de esta situación una tormenta perfecta, debido a la combinación de tantos factores que directamente afectan las finanzas de los campesinos y hacen cada vez más inviable trabajar en el campo, así empezara a llover, como está pasando en Bogotá, los cultivos no reaccionan de un momento a otro, necesitan por lo menos tres meses para crecer y empezar a recoger la cosecha.

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