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La tragedia de los deportados

No solo regresan a un país que no colma sus expectativas, sino que vuelven en uno de los peores momentos de la economía.

Los colombianos que están siendo deportados desde Estados Unidos, tal vez están pasando por uno de los peores momentos de su vida. Vuelven a un país donde cada vez hay que pagar más impuestos porque los gobernantes no saben administrar los dineros públicos y buena parte de ellos se los roban o simplemente los despilfarran. Tienen que volver a un país en el que nacieron, pero el cual no les ofrece una vida digna, con oportunidades, y en cambio sí lleno de violencia, donde las guerrillas y demás delincuentes se están tomando varias regiones del territorio nacional y donde tenemos como presidente a una persona difícil de entender y que toma decisiones con poco análisis y sí con mucha egolatría.

El gran error de Petro es pensar que los colombianos que votaron por él, le firmaron un cheque en blanco y que ese voto le da derecho a tomar cualquier tipo de decisión que él piense correcta y apartada de cualquier consenso. Piensa erradamente que el sufragio depositado por parte de los colombianos es una autorización para hacer lo que se le venga a la cabeza, y piensa tan poco en la nación que se dio el lujo de poner en jaque la relación con Estados Unidos, nuestro aliado más importante, y el más poderoso del mundo. Eso no es ser valiente ni osado, eso es ser irresponsable y suicida, porque si esa forma de actuar solo lo afectara a él, no habría problema, pero resulta que afecta a más de 40 millones de personas y su proyecto de vida.

Aquel cuento de la dignidad y del respeto por los deportados, el cual llevó al presidente Petro a protestar enérgicamente porque venían en aviones militares, esposados y con cadenas en el cuerpo, es como aquellos perros que le ladran a los carros cuando los ven pasar, sin pensar que puede ser su último día, ya que si se acercan mucho a las llantas los pueden matar. Los pobres perros no saben el peligro al que se enfrentan y tal vez por eso salen detrás de los carros y motos a ladrarles, pero se supone que las personas tenemos una capacidad de análisis y raciocinio que nos permite evitar cualquier situación de riesgo.

Todo lo ocurrido con los colombianos deportados parece ser un aprovechamiento político de una situación dolorosa para las personas expulsadas de Estados Unidos, lo cual para cualquier gobernante es una gran oportunidad para hacer populismo mediático. Así Petro no crea en los medios de comunicación y los critique todo el tiempo porque, según él, son mentirosos, los utiliza para que divulguen todo lo que a él se le ocurre decir y de esa manera cada vez logra que su mensaje llegue a más personas, para bien o para mal, eso no lo sabemos, pero seguro nos daremos cuenta el año entrante cuando sepamos el nombre del próximo presidente de Colombia.

El envío de deportados desde Estados Unidos se ha hecho por muchos años, no es la primera vez, ni será la última. Lo único diferente en esta oportunidad fue que a Petro ese hecho le sirvió para mostrarse como el salvador de los menos favorecidos, como él siempre se quiere hacer ver, además porque hacerlo le genera muchos réditos políticos y teniendo claro la cercanía de las elecciones presidenciales, es la mejor oportunidad para mostrarse como el defensor de los migrantes, además, porque es un tema de relevancia internacional y eso le dará mayor visibilidad para lograr ser un “líder mundial” cuando termine su periodo como presidente de Colombia.

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