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¿Es Petro buen orador?

Es la primera vez que un presidente de Colombia llega a la Casa de Nariño con tantas preocupaciones. Sobre su vida, por haber pertenecido a una organización al margen de la ley (lo cual le ha generado un buen número de enemigos y más al ser el primer presidente de izquierda del país) y de su mandato, porque siempre ha pensado en un “establecimiento” o clase dominante del país como ladrones del pueblo y se ve él como un “Robin Hood criollo” quien viene a salvar a los desvalidos.

Robin Hood, como mucha gente lo sabe, es una de esas grandes creaciones medievales del folclor inglés, el cual se decía, robaba a los ricos para darle a los pobres. En Colombia siempre ha existido la corrupción y también sabemos sobre las alianzas entre políticos y grupos ilegales, lo cual ha sido un fenómeno que desangra las arcas del Estado, ¿pero será Petro aquel personaje que viene a luchar por la justicia social? Lo pretendido por Petro no dista mucho de la leyenda de ese forajido. Desde el inicio de su campaña a la Presidencia de la República su discurso ha versado sobre la lucha de clases, lo cual ha generado críticas de diferentes sectores.

Por eso en sus intervenciones siempre critica a los acaudalados y habla a los menos favorecidos de la sociedad. Muchos califican el discurso de Petro como persuasivo o convincente, incluyendo uno de sus críticos más férreos, Enrique Peñalosa, y otros tildan su discurso de demagogia. Precisamente la escritora francesa Chantal del Sol dice acerca de la demagogia, “recoge los caprichos de la gente y los eleva al rango de voluntades políticas”, es decir, el demagogo identifica aquellas necesidades de las clases menos favorecidas y promete ayudarlos a salir de ese fango económico y social, ¿quién no va a aceptar esa ayuda?, y les habla a ellos, al sector de la sociedad más grande de un país.

Mark Thompson, presidente ejecutivo de CNN, se refiere a Aristóteles en su libro ´Sin palabras. ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política? ´ (2017), quien decía que los buenos oradores (como dicen de Petro), tienen que exagerar, porque nadie acude al funeral de un amigo con ganas de oír una lista objetiva de sus virtudes y defectos. Y ningún político o fiscal peca de modestia en su argumentación. “Aristóteles llamaba auxesis o “amplificación” a la tendencia de hinchar las declaraciones en la retórica”.

Muchos ven a Gustavo Petro como una persona preocupada “realmente”, por aquel grupo de la sociedad que por x o y razón la pasa mal debido a sus afugias económicas y falta de oportunidades. Muchos compartimos ese sentimiento enarbolado por el mandatario en todos sus discursos, pero como le dijo el consejero de juventud de Santander, William Molina, durante la Sesión Conjunta del Subsistema de Participación Juvenil, organizada por el Ministerio de la Igualdad, “nos hemos mantenido en un discurso populista y no podemos seguir en lo mismo”.

El término “populista”, se utiliza como un insulto para descalificar a aquel político locuaz, que hace promesas sin concretar acciones. Chantal Delsol dice “el populista seduce a un pueblo mediante argumentos falaces o mediante el encanto de sus argumentos y con esa seducción nociva consigue obtener lo que en principio solo conquista la razón”. Es probable que eso haya sido lo que el joven Molina le quiso decir al jefe de Estado, algo irónico, considerando la percepción del presidente Petro de contar con el apoyo y la aprobación de la población joven en su gobierno.

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