Lo dijo Cerezo y nadie ha podido desmentirle: los futbolistas juegan donde quieren. Es más: hacen lo que les da la gana, literalmente.
PorAlfredo Relaño

Lo dijo Cerezo y nadie ha podido desmentirle: los futbolistas juegan donde quieren. Es más: hacen lo que les da la gana, literalmente.

El espectáculo no es edificante. Villar, su hijo Gorka y su espíritu no muy santo, Padrón, están en la cárcel, pero la Federación no va camino de depurarse.

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